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Las opciones de quienes asumieron el poder en Honduras, tras el golpe de domingo pasado contra el presidente Manuel Zelaya, no son demasiadas y las que hay -todas ellas- son preocupantes. La sombra de una posible represión dura a la población por parte de los militares está ya en el horizonte, como está también la de un conflicto político diplomático con el resto del mundo democrático y, en especial con Estados Unidos.
Hasta ahora el legislador Roberto Micheletti, designado por el Congreso para llenar el vacío institucional que dejó el secuestro y exilio de Zelaya, comenzó a anoticiarse ayer que sólo con medidas excepcionales de seguridad interior puede aspirar a contener la ira popular por el golpe de Estado. De esa posibilidad dieron cuenta las víctimas de las protestas de ayer.
Esa contestación se volvería más intensa si la presión externa sobre Micheletti para que restaure la situación institucional previa al domingo se mantiene y crece. Esto no hará sino dar mayor energía a los seguidores de Zelaya. En un escenario como éste es que se insinúa la hipótesis de la represión. La ratificación del calificativo "golpe de Estado" por parte de Barack Obama a lo sucedido en Honduras preanunció esa dirección para Micheletti.
En paralelo, los hombres de Tegucigalpa temen que un opositor externo militante, el presidente venezolano Hugo Chávez, se convierta en un protector y financista de la oposición hondureña, incluyendo la provisión de armas.
En especial la idea de sanciones económicas posibles es especialmente dura para Honduras si se piensa que EE.UU. es el destino del 70 por ciento de las exportaciones del país. Es que, en verdad, la realidad post-golpe se está deshilachando en el aire. Escuchar a Micheletti narrar cómo los diputados habían recibido por correo la renuncia supuestamente firmada por Zelaya evocó no la categoría de "república bananera" sino la de "clase dirigente bananera".
Lo que esperan los observadores es que la diplomacia de la usurpación intentará enfatizar la celebración de las próximas elecciones previstas para noviembre, como suerte de "anzuelo" político para correr a Washington del rechazo que fijó Obama para con el golpe.Honduras es firmante de la Carta Democrática Interamericana, aprobada en el 2001 en el marco de la OEA, cuyo capítulo "Fortalecimiento y preservación de la institucionalidad democrática" -artículos 18 al 21- abre las puertas a la ruta de las sanciones por quiebre del orden institucional, incluyendo la suspensión del país en la OEA si quienes hayan usurpado el poder de manos de un gobierno legítimo persisten en retenerlo.El primer paso, sin embargo, es el de las negociaciones que están intentando ahora las cancillerías americanas y el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y su adjunto político, Dante Caputo.
Un ex secretario de la Cancillería argentina, Raúl Alconada Sempé, fue poco menos que expulsado de Honduras un par de días antes del golpe del domingo.El único escenario favorable para Micheletti es que Estados Unidos varíe y se haga más permeable a los pedidos de Tegucigalpa, pero esto sería muy difícil de explicar para Obama.
Un ablandamiento de Washington puede extenderse a Europa Occidental, sino a toda la Unión Europea.El tiempo para plantear las cosas claras a Roberto Micheletti no es infinito.
martes, 30 de junio de 2009
Comienza a reducirse el tiempo para los golpistas
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4 comentarios:
Muy buen escrito. Te felicito
La ONU condenó el golpe de Estado en Honduras y exigió la restitución de Manuel Zelaya
Comenzó la reunión de urgencia para analizar la situación en el país centroamericano, con la presencia del presidente depuesto. La Asamblea reclamó la “inmediata restauración del gobierno legítimo de Zelaya” y destacó que “no reconocerá a ningún otro”
Lo que ocurrió en Honduras este fin de semana pone a prueba tanto a la OEA como al Presidente de Estados Unidos Barack Obama. El Presidente Manuel Zelaya tiene que ser restituido en su cargo o de lo contrario la OEA tiene que ser enterrada y junto con ella la buena imagen que pretendía ganar la Casa Blanca en América Latina.
1 ) No hubo usurpación ya que la Constitución Hondureña dice explícitamente:
Art. 239.- El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o designado. El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos, y quedarán inhabilitados por diez años para el ejercicio de toda función pública.
2) La destitución de Zelaya y nombramiento de Micheletti se hizo según la Constitución.
3) No hubo secuestro.
Manuel Zelaya fue detenido y la violencia para entrar a la casa fue porque Zelaya ante el llamado no abrió las puertas de la casa. Por otra parte, si a Zelaya después de detenido se le dió la opción entre seguir detenido y ser juzgado en Honduras o irse del país, tampoco hubo deportación.Zelaya no ha hablado sobre ese punto. Zelaya al llegar a Costa Rica estaba sin muestra alguna de violencia; de haberla tenido la hubiera enseñado y divulgado mundialmente dado su carácter.
4) Muy probablemente Zelaya firmó la renuncia ante la opción anterior de quedarse detenido en Honduras y ser juzgado o la de irse del país. Su firma puede o no puede ser la que usualmente el usa, pero estoy casi seguro que la firmó; así reacciona el tipo de persona que él es.
5) La inmensa mayoría del pueblo hondureño apoya al nuevo gobierno, el cual durará a lo más 6 meses. A Zelaya, aún antes de su destitución no lo apoya su Partido. El Partido al que pertenece Zelaya se había opuesto a la cuarta urna y al referendum anticonstitucional
La OEA por las decisiones que ha tomado desde hace ya bastante tiempo, no tiene fuerza moral para tomar sanciones contra Honduras. Un ejemplo ha sido el trato que le ha dado a la tiranía Castrista.
Sobre lo especulativo de este artículo no comentaré.
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