martes, 16 de junio de 2009

Parte 2

Veamos. Si has sido un poco observadora, habrás deducido por mis afirmaciones anteriores que detesto tanto el capitalismo como el comunismo y que, en el fondo, no son tan diferentes como nos intentan vender las clases dominantes de ambos sistemas. De hecho, considero que no importa dónde vivamos ni bajo qué régimen hayamos de desarrollarnos: la clase dominante siempre tratará de jodernos vivos. Y lo digo con conocimiento de causa, pues he vivido bajo el comunismo y bajo el capitalismo. Por eso, me importa más el comportamiento individual, la calidad personal, que todas las arengas políticas. Al final, todas las ideologías son, como decía Marx, proyectos de dominación; y todas las actitividades políticas remuneradas, un negocio y nada más. Y ahí entras tú.
Lo cierto es, Yoanis, que debes aprovechar tu momento. Saca toda la pasta que puedas ahora, jineterita del ciberespacio (jinetera como toda aquella persona que se arrima a algo o alguien no por amor o sintonía, sino por el vil interés material, concepto este que te retrata perfectamente). Pronto se acabará el negocio y, tras una sonora patada en el culo por parte de quienes hoy te pagan –fingiendo que no saben que eres una hipócrita de mucho cuidado y una interesada ante todo-, pasarás a formar parte del pasado folclórico de la isla, como una opositora aprovechada más. Al fin y al cabo, tú no estás en condiciones de aportar nada a la posibilidades de un cambio político en la isla, y cuando comience la transición hacia el nuevo régimen que haya de surgir, y los represores comunistas y los opositores políticos del ayer hagan borrón y cuenta nueva y se limpien el culo con toda la literatura de condena mutua del pasado, tú no serás más que una boba molesta a la que hay que apartar del primer plano, pues ya no les interesará tu papel de opositora de salón y reprimida acacuelada. Desaparecerás de la agenda pública del mismo modo que surgiste: en un abrir y cerrar de ojos.
Y entonces será el momento de la evaluación, del análisis de tu obra y herencia, de lo que han salido ganando los cubanos con tu praxis, de juzgar si has sido alguien de moral intachable que haya podido inspirar a la siguiente generación. Veremos entonces también qué has sacrificado tú en la lucha por la democracia en Cuba, porque, a día de hoy y por tu parte, no hay ni una sola renuncia real en tu supuesta lucha. Ni cárcel, ni desalojo de hogar, ni nada de nada. Tus quejas, de hecho, son: a) que no puedes leer periódicos extranjeros; b) que no puedes viajar fuera de la isla; c)que no puedes acceder en Internet cuando te apetezca ni cuanto te apetezca… Pues bien, esas graves carencias que denuncias podrían haber salido de boca de un panadero, de un universitario, de una jinetera, de un albañil. No te diferencias en nada de todos ellos porque… simplemente no has hecho nada especial, nada verdaderamente comprometido, nada verdaderamente relevante a nivel político. ¿Por qué entonces mereces tanta atención? Porque tú misma la buscas con desesperación, a pesar de que, una vez bajo el foco mediático, no hay el más mínimo elemento novedoso en tu bagaje discursivo. No hay un ápice de relevancia de ningún tipo en ti, ni la más mínima representatividad. De hecho, eres una desconocida para el cubano de a pie. Se te conoce un poco en el extranjero, pero ¿en la isla? Ni un 2% de la población isleña está al corriente de quién es Yoanis Sánchez ni a qué se dedica. No eres más que un muñeco artificialmente sobredimensionado desde el exterior, muy poquita cosa en la distancia corta y decepcionante desde todo punto de vista en el plano de los hechos.
A día de hoy, Elías Biscet sigue en prisión. Su conciencia cristiana le dictó primero oponerse a realizar abortos y después a seguir en silencio ante la tiranía castrista. Tan peligrosas les parecieron a los jerarcas comunistas sus palabras y su actitud que lo enjaularon y maltrataron hasta enfermarlo. Tú sigues libre, sana y salva. Muy peligrosa no debes de ser a ojos de los castristas, por tanto. Quién sabe, a lo mejor hasta son ellos mismos quienes te han encumbrado con la ayuda de PRISA para fingir tolerancia hacia los opositores, Es muy probable. Pero si retomamos la argumentación moral, diré que sólo puedo admirar la integridad de Biscet, un hombre capaz de sacrificar su salud, futuro profesional y hasta su propia existencia con tal de oponerse al mal. A día de hoy, tú sólo nos has demostrado que sabes escribir bobadas, golpear cacerolas y poner cara de mártir. Y punto. Y nada más añadirás a tan exiguo bagaje, porque no tienes nada que ofrecer. No eres más que un puto fraude. Como lo has leído: UN FRAUDE. Hazte a un lado y deja de comer tanta pinga, jineterita.

1 comentario:

lectura dijo...

tu eres enfermada - io feel sorry for you