viernes, 21 de agosto de 2009

La paz y la plaza

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La reacción airada de cierta minoría del exilio ante el concierto de Juanes en La Habana se debe, en el fondo, a su pérdida de poder.


Los ataques del exilio cubano de extrema derecha contra el cantante colombiano Juanes por su decisión de dar un concierto "por la paz sin fronteras" en La Habana recuerdan el cuento de la mujer que llama a su esposo, preocupada por los reportes en la radio sobre un loco manejando contra el tránsito. El marido responde que no es uno, sino miles, y que lleva horas en la autopista evitando los carros que le vienen de frente.

Esos exiliados —muchos con quejas justificadas contra el sistema comunista— no se percatan de que la Guerra Fría terminó, ni aprenden de las políticas de desideologización e intercambio que le pusieron fin. A pesar del fracaso de la estrategia de aislamiento, y de los nuevos enfoques en política exterior del presidente Obama —enfoques que incluyen vías alternativas de acercamiento al tema cubano—, esos ciudadanos conducen en la dirección contraria a la que se mueve todo el mundo. Y no se dan cuenta.

La prensa, por su parte, ha hecho de la histeria de estos grupos cada vez más aislados la principal noticia sobre las reacciones del exilio al concierto de Juanes. Pero esta es una realidad distorsionada. Existe un apoyo mayoritario entre los exiliados a la decisión de Juanes de celebrar el concierto, y ese apoyo es la prueba de que las visiones más tolerantes han ganado terreno.

Los sectores intransigentes tienen los relojes; las nuevas generaciones, el tiempo. El respeto por la decisión de Juanes de ofrecer un concierto en Cuba es compartido por exiliados cubanos de la más variada composición política y demográfica, en Miami, Nueva Jersey, Madrid y Puerto Rico. La mayoría reconoce también el derecho de cualquiera a martillar discos en la calle, pero lamenta esos actos por lo dañinos que resultan para la imagen de toda una comunidad.


Sin fronteras


La idea cubana de Juanes aparece cuando el presidente Obama explora iniciativas diferentes a la hostilidad. El cantante colombiano ha aclarado que una iniciativa semejante habría sido "impensable" en época de Bush. Las airadas reacciones de los exiliados intransigentes, más que una protesta por un concierto inofensivo, se deben a su pérdida de poder. Intentan un linchamiento macartista del cantante colombiano porque no tienen fuerza para retar a Obama.

Juanes no irá a Cuba contra la voluntad de las autoridades norteamericanas, sino con su beneplácito. El cantante se entrevistó con la secretaria de Estado Hillary Clinton, quien manifestó que la política norteamericana alentaba esos contactos. A diferencia de cuando se le negaba la visa de EE UU a artistas y académicos de la Isla, los sectores del resentimiento carecen del apoyo del ejecutivo. Se trata, sin duda, de un aliento para quienes creen en la reconciliación nacional.

Lo de Juanes es apenas el inicio. La Orquesta Filarmónica de Nueva York, que viajó a Pyongyang el pasado año en concierto de paz, planea varios conciertos en Cuba. El rumor general en Washington, entre el cuerpo diplomático, académicos y organizaciones de intercambio cultural norteamericanas, es el de que los días "felices" de la era Bill Clinton, cuando el número de licencias humanitarias, religiosas, culturales y académicas para viajar a Cuba se multiplicó, andan de vuelta.

A diferencia de Bill Clinton, quien perdió años antes de comprometerse con una política de intercambios, Obama ha empezado donde aquel terminó. Actores no gubernamentales como Juanes reciben señales positivas para incrementar los contactos pueblo a pueblo, en la cultura, el deporte y el intercambio científico. Lejos de la rigidez y las trabas inherentes a las agendas negociadoras de los gobiernos, es encomiable la postura de gente como Juanes a la hora de ir desmantelando el escenario de confrontación permanente.


La paz y la plaza

Juanes es atacado por celebrar el concierto en la Plaza de la Revolución y por su asociación con Silvio Rodríguez y Amaury Pérez, quienes apoyan al régimen. Sin embargo, la Plaza fue la usada por el Papa Juan Pablo II para su misa en La Habana en 1998. Ni en aquella ocasión ni ahora, los grupos intransigentes han presentado prueba alguna sobre los poderes del lugar para el encantamiento ideológico. Más aún, un gran por ciento de los exiliados de hoy, incluyendo algunos de los que critican a Juanes, pasaron por las manifestaciones revolucionarias celebradas en el lugar.

La caricaturización de los artistas e intelectuales que apoyan al gobierno como un bloque uniforme es, también, inexacta. Silvio Rodríguez, por ejemplo, ha mostrado la misma antipatía que muchos exiliados hacia las prohibiciones de viajar impuestas por el régimen a los ciudadanos. Lo mismo podría decirse de la actitud de muchos partidarios del gobierno en relación con el acceso a internet y la necesidad de importantes reformas económicas. La entrevista al joven Eliécer Ávila en CUBAENCUENTRO.com demostró que hay cubanos con posiciones radicales de izquierda, que a la vez cuestionan el comportamiento de los grupos gobernantes en La Habana. ¿Es justo privarlos de la oportunidad de escuchar un concierto? Ni a ellos ni a nadie. El concierto es por la paz.

Son las metas las que crean las coaliciones, no viceversa. Excluir a los partidarios del gobierno de coaliciones referidas a actividades no ideológicas, como un concierto que desean apoyar, sería una expresión de dogmatismo excluyente. En la búsqueda de la reconciliación y la paz, todo el que promueva mayor apertura cultural, económica y política —a ambos lados del Estrecho de Florida— es aliado, sin importar de qué lado estuvo él o su padre en Bahía de Cochinos, el retorno de Elián o el crucero para la visita del Papa. Bienvenido Juanes, que no carga ninguna de esas divisiones de ayer y promueve un intercambio cultural que exalta la paz, sin fronteras ni ideologías.

Paz y justicia

"Todo el mundo pide paz, nadie pide justicia", cantaba la estrella jamaicana de reggae Peter Tosh en su éxito Equal rights, de 1977. "No habrá paz sin igualdad de derechos". Tienen razón los que recuerdan a Juanes que la paz exige seguridad humana, libertad, desarrollo y derechos humanos, tal y como los concibe la Declaración Universal: interdependientes, indivisibles, políticos y civiles, económicos, sociales y culturales.

Alcanzar la paz con derechos humanos lleva un proceso, no un concierto. Es loable que hablemos de problemas en el ejercicio de las libertades de movimiento y expresión en Cuba, pero la relación entre la paz y los derechos humanos es mucho más compleja. Las responsabilidades por la tensión y violencia entre cubanos de diferentes ideologías son compartidas en una cultura política que ha sido maximalista. Los agravios no empezaron en 1959 ni fueron sólo del gobierno contra la oposición o viceversa.

Contrario a la frase de Maceo, los derechos no siempre se conquistan con el filo del machete. También se negocian. Esa realidad política requiere compromisos, gestos y avances parciales, muchas veces apretándose la nariz. Ejemplo de lucha contra la violencia institucionalizada ha sido el de nuestros compatriotas negros contra la discriminación. Su respuesta no ha sido cortar la comunicación con quienes los discriminan, o negarse a construir espacios de interacción. Por el contrario, han reclamado justicia sin resentimiento, que no es olvido, trascendiendo la hostilidad.

Más allá de posiciones ideológicas, es necesario prepararse para un proceso largo y gradual de encuentros y desmontaje de las culturas autoritarias que atraviesan tanto el gobierno como los sectores más intransigentes que se le oponen. Es con los adversarios, no con los amigos, con quienes se hace la paz. La aquiescencia de la administración Obama y el respeto al concierto de Juanes por un sector considerable del exilio son señas de los nuevos tiempos. "The times —como dijo otro cantor de la paz, Bob Dylan— they are a-changin".

domingo, 16 de agosto de 2009

El martillo y el disco, el fuego y la camisa negra

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En Cuba encarcelan a Juan Carlos Gonzáles Marcos (Pánfilo) por pedir comida (jama) y en Miami, algunos extremistas cubanos, queman camisas negras (símbolo del éxito de un cantante) y sus discos porque quiere hacer un concierto en Cuba ¿dónde está la diferencia?

Me tiene muy decepcionada la postura de algunos exiliados cubanos con respecto al tema de Juanes y su próximo concierto en La Habana. Los extremos son malos desde cualquier parte. Aunque el apóstol de la independencia cubana haya dicho ¡Todo al fuego, hasta el arte, para alimentar la hoguera! No quiere decir que hagamos con el arte un volcán en erupción porque no simpaticemos con uno u otro artista. La intolerancia de algunos grupos extremistas de Miami da una imagen muy negativa de la comunidad cubana, y distorsionan, ante los ojos del mundo, nuestros sentimientos de libertad y democracia ¿Dónde se ha visto que en un país donde more la libertad y la democracia se quemen libros y discos de música por no compartir ideales con sus autores? El extremismo de estos seniles grupos, le hacen un favor muy flaco a las ansias de libertad al pueblo cubano.

La dictadura cubana, atornillada en sus extremos se traga a todo aquel que está en contra de sus ideas totalitarias, y en Miami, los grupos extremistas hacen un tanto parecido. En Cuba fusilan y encarcelan porque tienen las leyes de su parte, ¿qué hicieran estos extremistas de Miami si tuvieran también ese poder? Juanes estuviera colgando de una palma del parque del dominó hasta que se pudriera.

Yo estoy de acuerdo con el concierto de Juanes en la Plaza de la revolución en La Habana, pero eso solo me da la libertad de opinar y así lo hago, sin embargo, si esa libertad coartara en algún momento el derecho de Juanes de rebatirme o de hacer lo que le venga en gana, en La Habana o en San Juan de los Palotes, entonces dejaría de expresar en el acto mi opinión, porque no debe ser, ni siquiera una opinión, asesina de libertades y derechos de nadie.

sábado, 8 de agosto de 2009

Qué nos pasa a los cubanos?

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Miami es conocida alrededor del mundo como la capital del sol, la puerta de Las Américas, y la ciudad que por tantos años le ha abierto las puertas a millones de emigrantes en su mayoría latinoamericanos que aquí se hospedan temporal o indefinidamente en busca del afamado sueño americano; otros, en busca de "libertad".

Nosotros los cubanos hemos sido los más favorecidos por razones obvias. Con el favoritismo que hemos heredado ha llegado la falsa pretensión de que somos únicos y que son únicos los problemas que nos afectan. Esto donde más se refleja es en los medios de prensa locales, en específico los radiales y televisivos, donde independientemente de la identidad geográfica del locutor o presentador, el tema "Cuba" predomina a diario como un acto imprescindible para la aceptación personal en nuestra comunidad del presentador o la supervivencia económica del programa, los llamados 'ratings'...

Sí, es verdad que nuestra historia a partir de 1959 y hasta la fecha no tiene comparación por un sin número de factores históricos, políticos, sociales, culturales, etc., pero en nada podemos compararnos a, por ejemplo, la guerra entre los moros y los cristianos o las injusticias raciales en Estados Unidos, la persecución de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial o la separación geográfica y por ende familiar de Alemania y los alemanes. Sin embargo, los judíos y los cristianos hoy viven y trabajan mancomunadamente por el bienestar del ser humano, Alemania es una, y un afroamericano llamado Barack Obama es el presidente electo de Estados Unidos. Entonces me pregunto, ¿qué pasa con nosotros los cubanos?

Hace unas semanas se presentó en Miami el popular y aclamado artista cubano Pablo FG, quien invitado a un programa local expresó una opinión contraria a muchos que en Miami vivimos, pero no del todo ajena o tan impopular como se dio a ver. La pregunta y la respuesta fueron inoportunas, pero ya, hasta aquí, las diferencias de opiniones son válidas y se respetan. No obstante, varios presentadores de radio y televisión locales se lanzaron como aves de rapiña a despellejar en tiras, no tan solo la imagen del afamado artista o la del efímero promotor, sino la imagen del pueblo cubano al irresponsablemente exhortar a la intolerancia y la apatía. Un paparazzi argentino y un periodista dominicano, todos en busca de ratings y acorde a lo que antes menciono, lideraron el penoso y mediocre episodio. En nada me opongo a la libertad de expresión o al respeto por la profesión periodística, nada tengo contra la nacionalidad de estos señores, todo lo contrario, más bien me siento preocupado por la falta de cobertura e interés que estos señores le dan a los serios problemas políticos: pobreza, corrupción y delincuencia que atraviesan sus respectivos países para enfocarse en los nuestros... Creo ya contamos con un argentino y un dominicano en nuestra historia; como bien expresaría otro presentador local, ¡¡¡por Dios!!!

La realidad es que son más las cosas que hoy nos unen que aquellas que nos separan. Hoy somos más los que emigramos por razones económicas y sociales que por asuntos políticos; hoy somos más los que abogamos por el levantamiento del embargo, las restricciones de vuelos, los envíos de remesas, el diálogo; hoy somos más los que ya comprendemos que no es correcta esa rígida y erecta postura que ha consumido irrecuperablemente a toda una generación, que el odio, el rencor y la prepotencia tienen que acabar aquí y en Cuba.

Creo ha llegado la hora de un rotundo cambio de estrategia, de enfoque, de dirección. Han pasado demasiados años y seguimos penosamente divididos. No apuntemos con el dedo porque todos hemos contribuido a ello. Además, ya no es importante o relevante atrapar a los culpables, lo importante debe y tendrá que ser buscar la fórmula para fomentar el cambio, la unificación familiar, la reconciliación de nuestro pueblo.

No pretendo con esta nota disgustar a nadie, respeto y admiro a los primeros emigrantes cubanos (el llamado exilio tradicional cubano) que a su llegada a Miami con su arduo esfuerzo, arrastrando el dolor y la decepción de haber tenido que abandonar su país, se abrieron paso y marcaron huellas que de una forma u otra han contribuido a que nuevas generaciones de emigrantes latinoamericanos hoy puedan disfrutar de la prosperidad de esta gran ciudad y la diversidad étnica de esta comunidad. Pero mi admiración y respeto no me hace partícipe de su dolor, y en muchos casos bastante evidentes, de su rencor. Esta postura ya es inaceptable, absurda, y contraproducente. Yo no dudo de que quienes aún promueven esta actitud y postura tanto aquí como allá amen a Cuba. El amor a veces es reflejado de distintas maneras y cuando duele, cuando frustra, en algunos casos se manifiesta a través del odio y nos sentimos incapaces de perdonar. Pero ¿hasta cuándo? Como diría un gran cantautor cubano en uno de sus mas populares temas: "El Tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos".

Alguien una vez me dijo que cuando cambiamos la percepción del objeto o asunto que observamos, eso que observas cambia.... Aquí va la mía... No somos cubanos comunistas o gusanos, escorias o vendepatrias: somos cubanos; no tenemos cubanos en el exilio y otros en la isla: tenemos al pueblo cubano; no tenemos a artistas de aquí o de allá (Celia, Willie, Juan Formell y los Van Van, y a Pablo FG): tenemos a nuestros artistas, nuestra cultura cubana; no tenemos a La Habana y La Pequeña Habana: tenemos La Habana.

Exhorto a todo cubano a que haga un llamado a su conciencia y se pregunte hasta cuándo. ¿Acaso podemos combatir el odio con el odio, la hostilidad con la hostilidad, y la incomprensión con incomprensión? Hagamos un llamado a nuestra identidad nacional (sólo existe una); nuestro amor por Cuba y su pueblo debe ser incondicional. Es imprescindible dejar de vivir en el pasado y perdonar. Nuestra gente necesita ayuda, hay cubanos encarcelados allá y aquí cumpliendo absurdas condenas y esto es doloroso, no sólo como cubano, sino como ser humano. El Malecón necesita pintura, la casa de mi tía necesitas tejas nuevas, una amiga está desesperada por comer malanga y no hay, la jefa del comité no tiene qué comer y el embargo a Cuba nos afecta a todos...

Siento que cuando dejemos de juzgar y apuntar con el dedo, cuando dejemos de preguntarnos qué pasó y cómo fue, entonces podremos comenzar a cicatrizar heridas. Después de todo, de una forma u otra todos hemos tenido en las manos el pincel que ha dibujado nuestra historia. Ya yo tengo mi nuevo pincel en la mano, toma tú el tuyo y comencemos a dibujar una nueva historia, es hora, ¿no?

Autor: Hugo Cancio


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miércoles, 5 de agosto de 2009

POR LAS COORDENADAS DE LA PATRIA

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Santa Clara, 29 de julio del 2009.

Respetado amigo, colega y compatriota Ángel De Fana Serrano, Director Ejecutivo de Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba:

En una larga e interesante conversación que sostuvimos por vía telefónica a raíz de una carta pública escrita por usted (la cual se refería a otra misiva que un grupo de opositores pacíficos residentes en el interior de la isla dirigimos al Presidente de los Estados Unidos de América, el señor Barack Hussein Obama hace unos pocos meses), le di mi palabra de hacerle estas letras, y como buen cubano lo cumplo con estas líneas.

Este documento que hoy le dirijo sólo debió tener un carácter de reconocimiento a la labor valiosa de Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, cosa que, por supuesto, haré. Pero la publicación de un artículo periodístico titulado La jugada perfecta —donde el comunicador social independiente Lucas Garve (Luís García Vega) ha abordado y opinado sobre los problemas suscitados dentro de la Agenda para la Transición Cubana, sin entrevistarse con todas las partes involucradas—, ha puesto ante los lectores un trabajo periodístico parcializado y desequilibrado. Por ello me siento personalmente obligado a abordar esa cuestión y refutarlo por mí mismo.

Debo aclarar que ese trabajo periodístico no ha sido incluido en ninguna página-web de Internet, hasta donde sé. Pero indefectiblemente, todas las mañanas, de lunes a viernes, un señor desconocido, con la ropa bastante raída y aliento etílico, reparte cien de estos artículos entre los cubanos que asisten por cualquier trámite ante la Oficina de Intereses de los Estados Unidos de América en La Habana.

Al principio se creyó que era una jugarreta de la Seguridad del Estado, y no se hizo nada al respecto; pero mis hermanos de luchas e ideas Gisela Delgado Sablón y Félix Antonio Bonne Carcassés le preguntaron al propio Lucas Garve, y éste les confirmó ser el autor del trabajo.

Primero quiero hacer un público reconocimiento a Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba por ocuparse bajo cualquier circunstancia de la ayuda a los prisioneros políticos y de conciencia cubanos. Y en mi caso personal puedo dar fe de ello, porque esta organización nunca me ha condicionado la ayuda a mí otorgada y ha respetado mis opiniones, a pesar de ser yo unos de los firmantes de la carta al Presidente Obama que versaba sobre el mal uso que se le da a los fondos otorgados para la democracia en Cuba, y con la que usted, hermano Ángel, no está de acuerdo, cosa que hizo saber en su réplica.

El que usted no haya tomado ningún tipo de represalia contra mi persona por las divergencias entre nuestras opiniones al respecto, muestra que es un auténtico demócrata; también demuestra que para usted y su equipo de trabajo primero está la causa de la democracia en nuestra Patria y que relegan a un segundo plano las discrepancias personales.

Todavía no comprendo cómo un periodista independiente de tan larga experiencia en los quehaceres de los grupos pro-democráticos de la isla —como es el caso de Lucas Garve— se involucró en un tema donde sólo escuchó las opiniones de los renunciantes ex secretarios pro tempore Vladimiro Roca Antúnez y Martha Beatriz Roque Cabello, y no buscó los puntos de vista de otros miembros de la Junta de Coordinadores de la Agenda para la Transición Cubana.

Él mejor que nadie debe saber que el periodismo es una práctica donde la verdad se debe decir por encima de las amistades o enemistades que se tengan con los implicados. Por eso la explicación que el propio Lucas Garve ha dado sobre la redacción del artículo de marras (“porque soy amigo de Martha Beatriz”), suena algo inmaduro y poco serio; pues para lograr la libertad y democracia de la Patria es esencial que nos sobrepongamos a las preferencias o sospechas personales. Planteo esto, hermano Ángel, porque sé que también usted ejerció el periodismo antes de la creación de Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba.

Entrando en materia, para mí es un verdadero honor ser unos de los tres gestores de la idea original de lo que después resultó ser la Agenda para la Transición Cubana, junto a los ex presos políticos Francisco Chaviano González y Jorge Luís García Pérez (Antúnez); los tres nos sentamos un día en casa del primero y, por encima de protagonismos innecesarios, conversamos respecto a la necesidad de lograr la cohesión en la oposición pacífica y pública al Gobierno de los hermanos Fidel y Raúl Castro Ruz. Nos motivó el pensamiento de que en esta hora crucial que atraviesa Cuba, la disidencia debía estar lo más unida posible en una especie de parlamento, ante la inminencia de los cambios que ocurrirán en nuestra sufrida tierra.

Entendimos que a las siete primeras personas que nos correspondía invitar a formar parte de esa coalición debían ser Félix Bonne Carcassés, René Gómez Manzano, Héctor Palacios Ruiz, Oswaldo Payá Sardiñas, Vladimiro Roca Antúnez, Martha Beatriz Roque Cabello y Elizardo Sánchez Santa Cruz Pacheco. En el caso de Palacios Ruiz, se encontraba ingresado en un hospital de España, pero dio su consentimiento a través del correo electrónico. De los primeros invitados sólo Payá Sardiñas se negó desde un principio, y planteó que observaría cómo avanzaba esta iniciativa unitaria para después decidir si se unía o no.

Ninguno del trío de gestores aspiró a ocupar alguno de los cargos en el Secretariado Pro Tempore y esto demuestra que el objetivo, tanto de Chaviano como de Antúnez y mío, era —sobre todo— alcanzar la unidad, y nunca malsanas ansias de aumentar nuestros currículos políticos. Por eso, sin pensarlo dos veces, cabildeamos para que fuera electa la persona que demostró más deseos de ocupar esa responsabilidad: la señora Martha Beatriz Roque Cabello, quien, a pesar de su mal carácter, su elitismo, su autosuficiencia y sus exabruptos verbales, posee una gran capacidad de trabajo y es muy organizada.

Pero debemos ser totalmente sinceros: nosotros, como gestores, permitimos desde un inicio el chantaje de los señores Roque Cabello y Roca Antúnez, consistente en que ellos condicionaron su presencia en el nuevo proyecto a que no fueran invitados otros prominentes disidentes democráticos. En el caso de Martha Beatriz, planteó que no aceptaba la presencia de Juan Carlos González Leiva y Darsi Ferrer García. Por su parte, Vladimiro asumió igual actitud respecto a Manuel Cuesta Morúa, cosa que también le permitimos. En resumen: en nuestro desmedido deseo de lograr por fin el inicio de un proceso unitario, aceptamos condiciones que debimos haber rechazado. Por eso el proyecto nació con problemas de aceptación de pautas ajenas a la democracia.

Las dificultades de la Agenda para la Transición Cubana fueron varias. La primera de ellas resultó la manera irrespetuosa que los hoy ex secretarios pro tempore empleaban al interactuar con los otros integrantes de la Junta de Coordinadores, lo que incluía una agresividad y una prepotencia verbal inusitadas; llegaron a emitir ofensas contra reconocidos opositores pacíficos como es el caso de Néstor Rodríguez Lobaina, Ana Margarita Perdigón Brito, Francisco Chaviano González, Margarito Broche Espinosa y Jorge Luís García Pérez (Antúnez). Estas faltas a la dignidad de los hermanos por parte de Martha Beatriz o Vladimiro eran aceptadas de mala gana por todos nosotros allí, en aras de mantener la unidad.

El primer conflicto vino pronto, y tuvo que ver con su persona, hermano Ángel. Surgió cuando se buscaba un representante de la Agenda para la Transición Cubana en el exterior, y Ana Margarita Perdigón Brito lo propuso a usted. La idea fue acogida con agrado por la mayoría de los allí presentes; sin embargo, Martha Beatriz se opuso, y esto suscitó una agria polémica entre ella y la Perdigón Brito. La licenciada Roque Cabello argumentaba que esa elección le acarrearía problemas a usted en el exilio, y finalmente arguyó con prepotencia: “De los aquí presentes soy a quien único Ángel de Fana llama por teléfono hasta cinco veces al día, por lo que es una falta de respeto no tener en cuenta lo que planteo.”

La hermana Ana Margarita sólo solicitaba que usted fuera consultado sobre la propuesta y en la próxima reunión se trajera una respuesta suya. Lo mismo ocurrió con la proposición de destacar en los documentos la labor de Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, a lo que Roque Cabello se volvió a oponer con los mismos argumentos. Le recuerdo que en la conversación telefónica suscitada por su rechazo a la carta dirigida por nosotros a Barack Obama, usted me argumentó que la había redactado debido a que en ella no se reconocía el trabajo abnegado de Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba. Aquí tiene usted la respuesta de por qué no se registró el trabajo de ustedes, a pesar de haberlo propuesto formalmente la misma hermana Ana Margarita Perdigón: Porque a ello se opuso su autopublicitada amiga Martha Beatriz.

Otro sucedido en el que igualmente se puso de manifiesto la hostilidad real de la licenciada Roque Cabello hacia el prestigioso movimiento de los Plantados y hacia usted en particular (y esto a pesar de cualesquiera protestas verbales en contrario que ella pueda haber hecho) tuvo lugar en 2007, al realizarse en la residencia de un diplomático alemán el acto en el que se anunció el otorgamiento a mí del Premio de Derechos Humanos de la ciudad de Weimar. En esa ocasión expresé que donaba la suma con que estaba dotado el galardón a esa organización que usted encabeza, para que ésta contara con esos medios adicionales a la hora de enviar ayuda a los presos políticos. En esa oportunidad, en presencia de testigos, Martha Beatriz me criticó acremente por haber dado ese paso, y más concretamente expresó su inconformidad con que la destinataria de ese apoyo económico fuese la organización de los Plantados.

Después vino el serio enfrentamiento por el boicot hecho al Departamento de Noticias de Radio Martí por parte de los miembros de la Agenda para la Transición Cubana. En esa ocasión, los hermanos Jorge Luís García Pérez (Antúnez), Néstor Rodríguez Lobaina y Ana Margarita Perdigón Brito plantearon quejas válidas respecto a algunos maltratos e irresponsabilidades por parte de ciertas personas que aún laboran o laboraban allí. Esto fue catalizado inmediatamente por Martha Beatriz, y en menor medida por Vladimiro Roca Antúnez, para implementar un boicot radial. La licenciada Roque Cabello dio a entender a los presentes que era una cuestión esperada en el exterior para hacer cambios necesarios en esa emisora.

Con el alargamiento de este conflicto en el tiempo, varios de los miembros de la Junta de Coordinadores nos pudimos dar cuenta de que no existía tal acuerdo tácito entre personas influyentes en el Gobierno de Estados Unidos de América y Martha Beatriz (como ella dijo que sí tenía, con la frase: “Es cuestión de sólo unos días y todo se va arreglar”). Anecdóticamente le informo, Ángel, que en reunión celebrada conmigo, se me amenazó por parte del dúo de secretarios pro tempore con sancionarme en el seno de la Agenda, porque los periodistas de la Agencia Independiente Cubanacán Press continuaron reportando para Radio Martí. Yo les argumenté que eso era debido a que los otros periodistas no eran miembros de la Agenda para la Transición Cubana y hacían lo que sus conciencias les dictaban. Finalmente el asunto no trascendió a la Junta de Coordinadores, aunque poseo cinco testigos de esta amenazante conversación.

El otro problema serio que hubo en la Agenda se derivó del planteamiento formulado originalmente por Martha Beatriz y Vladimiro en el sentido de renunciar a los Fondos para la Democracia que otorga el Gobierno de los Estados Unidos de América, porque en el exilio existían organizaciones que tomaban esos recursos para dar viajes a países tan insignificantes para la causa cubana como Nepal, o los tomaban para promover agendas personales de opositores que se subordinaran sólo a ellos, mientras la mayoría de los prisioneros políticos, sus familiares y los disidentes en libertad pasaban precariedades económicas. Le recuerdo, hermano Ángel, que en ese momento Héctor Palacios Ruiz no había arribado siquiera a los Estados Unidos de América y —por tanto— todavía no existía una polémica con ciertos hermanos del exilio cubano-americano. Tampoco él pudo ponerse de acuerdo sobre el tema con la Roque Cabello y Roca Antúnez, porque en las actas constan las críticas realizadas por ellos dos a Palacios Ruiz, debido a que éste no se comunicaba con ambos mientras estuvo en el exterior, pero sí con Elizardo, Chaviano y Antúnez, o conmigo.

Le planteo esto, hermano, porque he escuchado que los ex secretarios pro tempore de la Agenda para la Transición Cubana plantean ahora que esto es un asunto que trajo Héctor Palacios Ruiz al regresar del extranjero. Según se puede constatar en las actas de la Agenda, desde nueve meses antes de arribar a Cuba Palacios Ruiz y su esposa Gisela Delgado Sablón, ya este asunto había sido planteado por Martha Beatriz y Vladimiro. Además de los testigos con que cuento, están las actas de cada reunión.

Puedo incluso comentarle mucho más al respecto, porque el hermano Francisco Chaviano González fue citado en tres ocasiones a la vivienda de la licenciada Roque Cabello para que ésta le argumentara sobre la necesidad de renunciar a los Fondos para la Democracia. En mi caso, Vladimiro Roca Antúnez estuvo toda una madrugada para al final convencerme de firmar la carta que tanta querella ha causado. Incluso Martha Beatriz y Vladimiro formaron parte de una comisión ad hoc para redactar la misiva al presidente Obama; y la que finalmente se le envió al mandatario estadounidense no sufrió otra modificación que quitarle los nombres de los dos secretarios pro tempore; o sea, que ellos participaron en todos los arreglos de su redacción.

Dos reuniones antes de ser lanzado públicamente el documento, los compatriotas Roque Cabello y Roca Antúnez comenzaron de manera obvia a intentar frenar su publicación, pero sin hablar claro con sus iguales de la Junta de Coordinadores de la Agenda para la Transición Cubana. No quiero en estas líneas emitir mis argumentos, sino ser objetivo, y para eso, hermano Ángel, paso a exponer un fragmento de un intercambio que tuvo lugar entre Juan Carlos Acosta, de Acción Democrática Cubana, ADC, y residente en Miami, y Vladimiro Roca Antúnez; el texto de este cruce de mensajes fue distribuido por los propios Martha Beatriz y Vladimiro a todos los integrantes de la Junta de Coordinadores de la Agenda; el mismo dice textualmente:

“VRA: Como te decía por teléfono, la decisión de renunciar a los fondos es irreversible.

JCA: Me parece que es una decisión histórica y muy bien pensada políticamente, dentro del contexto de todas las gestiones realizadas y las experiencias padecidas.

VRA: A menos que, como dice Martha Beatriz, los dólares nos los pongan en la mano y se le entreguen a aquellos proyectos que nosotros entendamos.”

Todo parece indicar que, para los ex secretarios pro tempore, las necesidades de la Patria pasan por el dinero que logren tener en sus bolsillos, sin tomar en cuenta los sacrificios que tantos buenos cubanos hacen, hicieron y harán aún hasta alcanzar la democracia representativa en Cuba. Creo que nosotros, como Junta de Coordinadores de la Agenda, fuimos utilizados por estos reconocidos opositores para chantajear a grupos con un alto poder financiero en el exilio; y cuando lograron las sumas de dinero importantes para sus propósitos personales, entonces trataron de dar marcha atrás, por lo que chocaron con la dignidad de otro grupo, también de reconocidos disidentes, que no tenemos precio cuando de la Patria se trata.

Es importante que el colega Lucas Garve sepa, a través de este documento dirigido a usted, que la publicación definitiva de la carta a Barack H. Obama fue el resultado de un acuerdo tomado en el seno de la Junta de Coordinadores, y los primeros en incumplirlo fueron Martha Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca Antúnez, los cuales, a pesar de no estar ya de acuerdo con el documento, se comprometieron ante todos a convocar una conferencia de prensa y hacerlo público.

Para evitar su divulgación, alguien (y no tengo pruebas de que en esto estuvieran las manos de Marta Beatriz y Vladimiro) filtró el documento a la prensa extranjera acreditada en La Habana; entonces ambos dijeron que por esa razón la misiva no podía ser dada a la publicidad por nosotros. A mí personalmente Vladimiro Roca Antúnez me engañó, al asegurarme por teléfono que los comunicadores foráneos habían publicado lo filtrado. Cuando un grupo de opositores fuimos a distintas agencias de prensa extranjeras, nos corroboraron que sí les había llegado la información, pero al nadie confirmarla, decidieron no divulgarla.

También es necesario que el comunicador social que es Lucas Garve tenga conocimiento del Reglamento de la Agenda, donde se plantea que la máxima autoridad en las decisiones de esta entidad es la Junta de Coordinadores reunida en asamblea. Por tanto, el antiguo Secretariado Pro Tempore no tenía potestad alguna para cambiar lo decidido, y si ellos no deseaban convocar y presidir la conferencia de prensa, debían haberlo planteado francamente para que otras personas cumpliesen lo acordado.

Considero que Martha Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca Antúnez actuaron de manera alevosa con el fin de sabotear la decisión soberana de un grupo de patriotas cubanos, que sólo deseaban —y desean— acelerar la caída del totalitarismo en Cuba. Con esto no estoy afirmando si tenemos o no la razón, pero el tiempo dirá quién la tiene.

Una tercera cuestión de querella que debe tenerse en cuenta fue el ataque que sufrió por parte de los ex secretarios pro tempore un miembro fundador de la Agenda para la Transición Cubana, quien, por no aceptar las ofensas verbales de Vladimiro Roca, se había retirado de la misma. Nos referimos a Jorge Luís García Pérez (Antúnez), el que realizaba una huelga de hambre en el municipio de Placetas, Villa Clara.

Martha Beatriz y Vladimiro, desde su posición al frente de la Agenda, evitaron emitir un documento de apoyo a la protesta llevada a cabo por Antúnez junto a otros cuatro disidentes no violentos. Con ese fin utilizaron distintos pretextos y argumentos; entre ellos, que ya Antúnez no formaba parte de esa entidad; mientras tanto, quienes dentro de la Agenda abogábamos por darle sostén público a los ayunantes de Placetas, argumentábamos que, estuvieran ellos en nuestras filas o no, eran ante todo adversarios del castrismo, al igual que nosotros.

Ese ex prisionero político villaclareño fue difamado, y Martha Beatriz y Vladimiro trataron de desacreditarlo ante varias sedes diplomáticas europeas con sede en La Habana, cuestión que nos consta a varios opositores pacíficos que estamos dispuestos a testificar al respecto. En mi caso personal, Vladimiro Roca me pidió, en su nombre y en el de Martha Beatriz, que abandonara a Antúnez a su suerte. Él afirmaba que cuando yo hiciese eso, todos los opositores de la región central también lo harían, y el líder villaclareño tendría que rendirse. Me negué de plano a hacer tal cosa. Todo lo anterior era con la argumentación de que Antúnez había comenzado su huelga por motivos personales; o sea, para conseguirle una casa a su hermana y para apoyar a Mario Alberto Pérez Aguilera, su cuñado preso, que según ellos no lo merecía por ser sólo un delincuente común.

Muchos no estábamos de acuerdo con la protesta que realizaba Antúnez, por lo precario de su salud después de haber permanecido más de 17 años de prisión, con varias complicaciones cardiacas y pulmonares que pueden costarle la vida en cualquier momento; y, además, por su dinámica labor de enfrentamiento al régimen en las calles, cosa que lo hace muy útil en esta etapa de la lucha contra el castrismo. Pero eso es una cosa, y otra es atacar su protesta, difamarlo o incitar a otros opositores pacíficos a rechazarlo.

Entiendo que lo que existe es un problema de celos respecto a Antúnez, ya que éste y sus seguidores han desplazado el centro del enfrentamiento al régimen hacía el interior del país, pues se caracterizan por hacer actos de protesta en la vía pública a costa de sufrir brutales golpizas. Quien desee tener mayor protagonismo que Antúnez, Idania Yánez Contreras, Iris Tamara Pérez Aguilera o Martha Díaz Rondón —entre muchos otros—, ahí tienen las calles para tomarlas y los invito a que —por favor— salgan a hacerlo mejor que ellos.

Es muy fácil criticar la entrega de Antúnez y sus seguidores; lo realmente difícil es superarlos. Porque de los disidentes famosos que aún permanecen en Cuba, como Elizardo Sánchez Santa Cruz Pacheco —quien resultó en su momento el primer gran protagonista— y después les tocó ejercer ese papel primordial sucesivamente al fallecido Gustavo Arcos Bergnes, Héctor Palacios, Vladimiro Roca, Oswaldo Payá, Martha Beatriz Roque, René Gómez Manzano, Francisco Chaviano y Félix Bonne entre otros, ahora le ha correspondido la pertenencia a este liderazgo también a Antúnez. Pero como Martha Beatriz y Vladimiro no pueden controlarlo, en este momento optan por atacarlo y tratan de desacreditarlo a cualquier costo, como le han hecho a otros, con lo que perjudican la causa de la democracia.

Considero que Antúnez no es una persona perfecta, como tampoco lo somos ninguno de nosotros; precisamente por eso somos seres humanos. Eso sí: él es un indiscutible luchador que hace uso de los métodos de resistencia cívica, y el día que surja alguien con mayor protagonismo, creo que él sería el primero en apoyarlo. De no hacerlo así, perdería la grandeza, modestia y humildad que siempre lo han caracterizado.

Algunos líderes históricos de la oposición pacífica, como Martha Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca Antúnez, tienen ínfulas y pretensiones de ser los jefes de toda la disidencia no violenta; pero todavía no acaban de comprender que para ese cargo no se han hecho aún las elecciones. En cuanto a mí, por supuesto que resultó toda una ofensa que unos “compañeros de luchas” me invitaran a dejar al pairo, en medio de una huelga de hambre, a un hermano de ideas, cuando ni los más altos oficiales de la Seguridad del Estado cubana se han atrevido ni siquiera a proponérmelo.

Sería bueno que usted supiera —y así lo sabrá el colega Lucas Garve— que tras su renuncia al Secretariado Pro Tempore de la Agenda para la Transición Cubana, Martha Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca Antúnez han caído en actos de extorsión política, que sólo ayudan al gobierno en el poder.

Creo que el de mayor gravedad es que se dedicaron a tratar de desmembrar la Agenda mediante chantajes afectivos o financieros dirigidos a muchos de los integrantes de la Junta de Coordinadores. Pongo dos ejemplos totalmente contrarios: El primero, el del ex prisionero de conciencia —en dos ocasiones— René Gómez Manzano, un hermano que se retiró de la Agenda por voluntad propia al tener serias discrepancias con la Roque Cabello; él, como prestigioso disidente, nunca trató de dividir este proyecto opositor. Lo mismo ocurrió con Antúnez, quien jamás pretendió atomizarlo al alejarse por discrepancias con el otro secretario pro tempore. El quid del asunto es que Martha Beatriz y Vladimiro consideran que ellos son el ombligo de la oposición pacífica en Cuba, mientras que Gómez Manzano y Antúnez ponen la causa libertaria antes que sus preferencias personales.

Le pongo otro ejemplo diferente: el del hoy prisionero político José Díaz Silva. Éste nos confesó —a Héctor Palacios, Francisco Chaviano, Pablo Silva, José Vélez y a mí— que Martha Beatriz le había exigido que renunciara a la Agenda y a la Unidad Liberal de la República de Cuba, o de lo contrario dejaría sin trabajo a su esposa (quien realiza labores domésticas en casa de la propia Martha Beatriz). De haberse materializado esa amenaza, la familia de este valiente opositor habría dejado de percibir 200 pesos convertibles cubanos, el sueldo que la Roque Cabello le paga mensualmente a la hermana Lourdes Bieito, cónyuge de Díaz Silva.

A pesar de que habían renunciado ya a sus cargos como secretarios pro tempore, Martha Beatriz y Vladimiro les mandaron a pedir a los ex prisioneros de conciencia Félix Bonne Carcassés y Francisco Chaviano González los teléfonos móviles que les había otorgado la Junta de Coordinadores de la Agenda, actuando como si todavía ellos tuvieran algún tipo de potestad sobre los medios asignados por esta entidad, y con la amenaza de invalidarlos técnicamente de no serles entregados.

También está la apropiación de doce computadoras de mesa ya usadas marca Dell, cedidas por una embajada acreditada en La Habana a la Agenda para la Transición Cubana, y que porque estaban en la antigua sede —o sea, en la vivienda de Vladimiro Roca Antúnez— éste y Martha Beatriz se las apropiaron y no se las entregaron al nuevo Secretariado Pro Tempore recién elegido. Ahora, para asombro nuestro, las están subastando por Internet, a través de la dirección electrónica d\e Vladimiro.

Por último (aunque no menos importante), está la apropiación de la suma de 600 pesos cubanos convertibles, que, según declararon ambos ante la Junta de Coordinadores, ya tenían en su poder, separados de los restantes recursos monetarios de la Agenda, a fin de pagar los premios de un concurso convocado por esta coalición. Pese a las reiteradas peticiones de que entregaran esa suma, la dejaron en sus bolsillos.

Se pudieran decir otra gran cantidad de arbitrariedades y desmanes cometidos por Martha Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca Antúnez, pero como buen presidiario voy a guardarme algunas cartas bajo la manga, para poder refutar, en su caso, sus réplicas y las de sus acólitos. Con lo que sí yo cuento es con que usted y su equipo de trabajo sepan poner —como siempre lo han hecho— a la Patria y su verdadera libertad por encima de diferendos personales.

Hermano Ángel de Fana, en el plano individual, considero que le debíamos a usted una explicación sobre algunas de estas cuestiones, que considero personalmente son las de mayor nivel de polémica en el asunto tratado. Y esto porque usted y muchos de los que lo acompañan en esa organización tan emblemática que es Plantados hasta la Libertad y la Democracia en Cuba, son ex presos políticos con largas condenas cumplidas y siempre en un estado de total rebeldía dentro de las ergástulas, pero que —además— son personas que interactúan con todos los opositores cubanos y gozan de gran prestigio en las filas de los luchadores pro democracia que estamos dentro de la Isla. También teníamos que hacerlo para que usted, ya con la mente más calmada y fría, escuche los argumentos que esta otra parte de la porfía, en la que me incluyo por derecho propio, quiere hacerle saber, a fin de que cuente con más elementos para interpretar este doloroso asunto.

Yo sí sé quien soy, y mi vida y mi muerte lo demostrarán; pero antes que cualquier otra cosa, soy un auténtico patriota por la democracia de mi Patria. También espero que la vida aclare quiénes son realmente Martha Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca Antúnez.

En lo personal, compartí prisión con Marta Beatriz, y estuvimos cerca de 8 meses, reja de por medio, en la Sala de Penados por Delitos Contra la Seguridad del Estado del Hospital Militar "Dr. Carlos J. Finlay"; por eso en un tiempo la consideré una amiga más que solamente una hermana de luchas e ideas. La admiré y la seguí en tareas de democratización de nuestra patria común, pero bajo ningún concepto puedo ni debo anteponer los afectos positivos que sentí otrora hacia ella a los sentimientos que estoy obligado a profesar por Cuba. No le puedo permitir a nadie una proposición de dejar abandonado a su suerte a un hermano de lucha e ideas y por ello mi sentimiento para con la Patria pesó y pesará más que cualquier otra cuestión sentimental.

De lo que sí estoy seguro ahora mismo es que ambos no son unos buenos patriotas, pues tienen demasiadas ambiciones personales que anteponen a la causa común, que es la liberación de Cuba del totalitarismo. Por eso, a través de estas letras, le comunico que ningún proyecto encabezado por alguno de ellos dos contará en el futuro con mi apoyo o el de mis seguidores. Y en el plano personal decidí hace meses no dirigirles nunca más la palabra; ésa es mi única forma de castigo a su propuesta irrespetuosa y bochornosa para mí, que tengo un historial de 21 huelgas de hambre y tres condenas carcelarias.

He arribado a la dura conclusión de que para esos dos compatriotas, la Patria es un pedestal para subir en lo personal, y no un ara para sufrir por ella. De todas maneras, si vamos a la historia de Cuba, veremos que los generales Antonio Maceo y Flor Crombet eran enemigos irreconciliables, e incluso tenían pactado un duelo a muerte, que habían pospuesto para cuando se lograra la independencia.

Con este último párrafo le comunico que es mi pretensión hacer pública esta carta, porque si al señor Vladimiro Roca Antúnez le preocupa quedar bien ante la historia como hizo saber en su renuncia, a mí también eso me ocupa. Creo que es hora de explicarles a mis compatriotas y a la opinión pública internacional mi punto de vista personal respecto a lo que hacen con el futuro de la Patria, Martha Beatriz Roque Cabello y Vladimiro Roca Antúnez.

Porque mis líneas para luchar por Cuba son las mismas que las de usted, hermano Ángel De Fana Serrano. Ellas son únicas e imperecederas, pues me guío sólo por las coordenadas de la Patria.

Guillermo Fariñas Hernández.
Preso Político en Status de Licencia Extrapenal con otras dos condenas políticas cumplidas.
Periodista Independiente.
Licenciado en Psicología.