jueves, 1 de octubre de 2009

Los estertores de la muerte política

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Aunque es difícil escribir sobre ciertos desperdigados personajes de Miami, sin recurrir a epítetos, haremos un esfuerzo para guardar la compostura. Estos personajes viven metidos en un contenedor que ellos mismos denominan exilio. Todo indica que, en breve, se van a quedar encerrados en es ese receptáculo.


En realidad no hay que hacer un gran esfuerzo para evitar los adjetivos, porque la vida les ha ido quitando la razón de una manera tan cruel que, analizados fríamente los hechos, pudieran producir lástima, excepto por su complicidad con tantos hechos oprobiosos.


A veces cuando hacemos un balance final, no recuerda un leproso en fase terminal, cuyas partes purulentas van quedando diseminadas a su paso. Patéticamente, hasta se pueden escuchar los lamentos del dolorido enfermo, no sólo cuando gime, sino cuando en un intento de racionalización tenaz, dice estar mejorando.


El Concierto de Juanes parece ser el desencadenante de la lepra que los ha ido desmembrando. Desde su comienzo, las declaraciones de estas personas que defienden la agenda del derrocamiento del gobierno cubano, fueron encontradas, nerviosas y ambiguas.


Los primeros que se sumaron al doloroso papel, fueron los de la Fundación Nacional Cubano Americana.


Esta es una organización, de triste recordación para los cubanos de la Isla y para la mayoría de los emigrados. Sus actividades para estrangular a Cuba, han oscilado entre labores políticas de cabildeo y compra de votos congresionales en Washington, hasta actos de terrorismo, donde uno de ellos incluyó un intento de atentado a Fidel Castro.


El otro grupo, está dirigido por un personaje llamado Carlos Saladrigas, que apareció un buen día como conejo sacado de un sombrero, enarbolando el discurso de dialogar con Cuba. Su pacífica propuesta de diálogo se refiere a un tipo de conversaciones en el que prácticamente, el gobierno cubano quedaría excluido.


Este señor, es algo así como el eslabón perdido entre otro personaje no menos polémico y tenebroso llamado Carlos Alberto Montaner y la mencionada Fundación.


Es una conexión que busca la continuidad de las agresiones a Cuba, porque el propósito no es reconocer el derecho del estado cubano a tener las mejores relaciones con Estados Unidos, sino sacar de escena a la dirigencia histórica del proceso de cambio que se proyecta en ese país, lo cual implicaría una sangrienta e inútil confrontación.

Es una estrategia camaleónica, consistente en cambiarle la casaca al ladrón.


El Concierto de Juanes ha sido un desencadenante de la desesperación de este grupo que, como la Santísima Trinidad, está compuesto por el mismo dios en tres personas: Fundación, Carlos Alberto Montaner y Carlos Saladrigas.


El Concierto de Juanes, que fue objeto de sabotaje por estos personajes y de otros, que prácticamente conforman el elenco bufo de ese esperpento llamado exilio, de repente se ha convertido en un proyecto de interés para estos señores.


En su picardía, ahora quieren dejar en la estacada a quienes no tienen raciocinio para interpretar verdades de la política real. “Real Politic” le llaman en el argot de Washington.


Estos otros personajes, siguen asumiendo posturas irracionales, recurriendo a la destrucción de discos del cantante Juanes, de igual modo que antes quemaron banderas mexicanas, se solidarizaron con el derrumbe de un avión de pasajeros en pleno vuelo o persisten aún, que los “marines” estadounidenses desembarquen en Cuba. Por supuesto no quiere esto decir que los pícaros personajes no hayan hecho lo mismo públicamente o en privado, sino que los otros no saben como disfrazar sus intenciones. Esos pobres diablos, no cuentan ahora con quienes otrora los estimularon a ilegalidades y violaciones de las normas territoriales del país que les dio albergue.


Antes del Concierto, se hicieron encuestas que arrojaron una mayoría de emigrados apoyando su realización. Hubo otras en que las opiniones eran adversas. Sin embargo, todas demostraron, que entre los cubanos emigrados menores de cincuenta años, la aprobación era elevada. Estos resultados indicaban claramente, que las personas que ayudaron a las Administraciones estadounidenses a fabricar esa monstruosidad amorfa llamada exilio, y que están en edades superiores a los cincuenta, tienen una contrapartida en los emigrados posteriores a 1980. Si sumamos a esto la aprobación al Concierto, del 27 por ciento de los emigrados llegados a Miami antes de ese año, concluiríamos que la agenda política de agresiones a Cuba y promotora del aislamiento total, ha sufrido un duro revés.


Los señores de la trilogía, pertenecientes a la Santísima Trinidad del exilio, ese espectro que se esfuma tras la silueta fantasmagórica de asfixiantes sueños, comienzan a quedarse prendidos de la brocha. En cualquier momento se caen.

El único resquicio que les queda es su conexión con Washington. Sin embargo, después de conocerse que la Secretaria de Estado para asuntos Hemisféricos Bisa Williams, estaba en la Plaza de la Revolución bailando con Olga Tañón al son del merengue, no quisiera estar en sus zapatos.


En la realidad, los hechos indican que el evento que tuvo lugar en La Habana y otros que se avecinan y que posiblemente ellos mejor que uno los conocen, es la razón de sus angustias y desesperos.


Para bien de todos los cubanos y para mal de esas personas, la realidad es menos favorable para ellos cada día. Ya es demasiado tarde para las rectificaciones y las cosas que están sucediendo no les permiten continuar con sus travesuras abyectas, porque el mundo entero ya los conoce por sus hechos anticubanos: Ley Torricelli, Helms Burton, suspensión de las visitas familiares, limitación de las ayudas de cubanos a sus familias, secuestro de el niño Elián, la condena de los agentes cubanos que señalaron a los complotados en las bombas de los hoteles en La Habana en los años noventa, atentados, provocaciones con el propósito de darle excusas a Washington para una invasión tipo Panamá y en fin, tantas cosas, que no me están permitidas mencionar so pena de exceder el espacio del artículo.


Lamentablemente, el pataleo es el acto final cuando llegan los estertores de la muerte, ya sea física o política. La enorme algarabía que han querido fomentar, luego del éxito rotundo del Concierto, no es otra cosa que la desesperación que los agobia. Al Concierto se opusieron tenazmente hasta el último instante en que su realización era inminente. Fue entonces que quisieron capitalizarlo a su favor en un intento por no perder a los pocos emigrados que, confundidos, aún los apoyaba.


El Concierto fue un éxito y la derrota de estos señores rotunda. Los nuevos sucesos que, lenta pero aplastantemente, seguirán sucediendo en la Isla, serán como la última palada de tierra en la fosa donde yace sin cubrir, un muerto.

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