viernes, 31 de julio de 2009

No importa su nombre, es un golpe

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En Much ado over a non-coup [Mucho ruido por un no golpe] (Miami Herald, 26 de Julio de 2009, p. 6L), William Ratliff escribe en un tono definitivo que fue el derrocado presidente Manuel Zelaya “el que estaba equivocado”, en vez del nuevo gobierno, y se queja de que la OEA lo ha presentado como un héroe en vez del “delincuente No. 1 del país”. Ratliff pone como ejemplo a una horda de comentaristas de derecha que han tratado tergiversar la crisis de Honduras a fin de justificar el reciente golpe de estado.

¿Por qué es Zelaya el delincuente No. 1 del país? Según Ratliff, por algo que la OEA, la ONU y otros líderes no sabían: “él desató una disposición constitucional que automáticamente lo excluía del cargo”. “Busquen ustedes mismos la Constitución hondureña en Google y léanla”, dice Ratliff, y señala el Artículo 239 de la constitución.

Este artículo ha sido tan citado por los contadores de cuentos que es difícil comprender cómo la OEA, la ONU y “otros líderes” no se percataron. Entre otros, los abogados que representan al nuevo gobierno de Honduras citaron el artículo en sus declaraciones congresionales. Sin embargo, ninguno las leyó en alta voz y no han aparecido impresas en ninguna de las decenas de artículos acerca del reciente golpe hondureño. Luego de buscar debidamente en Google, he aquí esa disposición constitucional:

“Artículo 239 -- El ciudadano que haya desempeñado la titularidad del Poder Ejecutivo no podrá ser Presidente o Vice Presidente de la República.

“El que quebrante esta disposición o proponga su reforma, así como aquellos que lo apoyen directa o indirectamente, cesarán de inmediato en el desempeño de sus respectivos cargos, y quedarán inhabilitados por diez (10) años para el ejercicio de toda función pública.”
(Ver http://pdba.georgetown.edu/Constitutions/Honduras/hond05.html.)

Así que la esencia de esta disposición es limitar al presidente o vicepresidente (los dos cargos que conforman el Poder Ejecutivo) a un solo término, y quienquiera que viole la prohibición o proponga cambiarla, será expulsado del cargo y quedará fuera durante diez años.

¿Cómo se supone que Zelaya violó esta disposición? Según un reporte de CNN en Internet, el 19 de julio de 2009, “El propició un referendo que deseaba celebrar [en junio de 2009] para ver si los electores aprobaban una medida en las elecciones de noviembre para crear una asamblea constituyente que estudiara si un presidente podría aspirar a la reelección”.
{Ver http://www.cnn.com/2009/WORLD/americas/07/19/ costa.rica.honduras.talks/index.html.)

Así que no está claro si Zelaya hizo algo que violara el Artículo 239, ni está claro que si incluso lo hizo esa disposición provocara su expulsión automática del cargo. Zelaya no permaneció en el cargo más allá del límite ni declaró que deseaba hacerlo, y el referendo solamente era para convocar a una asamblea constituyente, no para cambiar la constitución. Incluso si hubiera hecho una de estas cosas, lo único que dice el Artículo 239 es que debe ser expulsado del cargo, pero presumiblemente después de un proceso de destitución, no por parte de los militares, aunque los militares se taparan con la hoja de parra de una orden emitida sumariamente por el Tribunal Supremo. En ninguna parte del Artículo 239 dice que el presidente debe ser secuestrado en plena noche, bajo la amenaza de asesinato, y llevado a otro país.

Es más, en una entrevista en The Miami Herald, el abogado del ejército Cnel. Herberth Bayardo Inestroza reconoció que “la cúpula militar hizo el llamado a derrocar por la fuerza a Zelaya y violó la ley cuando lo hizo”. “Sabemos que es un delito”, dijo

Inestroza, “el principal asesor legal de las fuerzas armadas hondureñas”. “En el momento en que lo llevamos fuera del país, en la manera en que fue llevado, ahí hay un delito”. (Importante abogado militar hondureño: Violamos la ley, Miami Herald, 3 de julio de 2009. Ver http://www.miamiherald.com/honduras/v-print/story/1125872.html.)

Tampoco está claro que el Artículo 239 sea inmutable. Al menos otra disposición de la Constitución hondureña está en contradicción con la prohibición contra el cambio (que también se aplica a otros siete artículos). El Artículo 2 de la Constitución dice: “La soberanía corresponde al Pueblo[,] del cual emanan todos los poderes del Estado[,] que se ejercen por representación. La Soberanía del Pueblo también puede ser ejercida directamente por medio de un Plebiscito o Referendo”.

Así que los poderes emanan del pueblo y el pueblo puede ejercer su soberanía por medio de un plebiscito o referendo. Se desprende que el pueblo, por medio de un referendo, puede enmendar todos los artículos de la constitución. Por tanto, puede decirse que Zelaya actuó dentro de los parámetros de la constitución, así como dentro de una interpretación lógica que permite al pueblo enmendar la constitución que ha creado.

Por tanto, no es una conclusión contundente que, como asegura Ratliff, “Fue totalmente legal que los militares derrocaran a Zelaya”. Ratliff reconoce que el “acto nocturno” de los militares al derrocar a Zelaya dio la impresión de un golpe militar a los no entendidos, Pero no fue solo el acto nocturno, fue su expulsión a Costa Rica, derribar a tiros la puerta de su casa y otros actos brutales, y la total ausencia de debido proceso, implícitamente reconocido por el Cnel. Herberth Bayardo como delitos.

No es que “Zelaya, [el jefe de la OEA José Miguel] Insulza, [el presidente venezolano Hugo] Chávez, la ONU y todos los estados miembros de la OEA estén jugando a la política de república bananera”, como dice Ratliff. Son Ratliff y otros los que juegan al periodismo de república bananera.

lunes, 27 de julio de 2009

Golpe y propaganda

Por Arturo López Levy





(Nota del autor: Este artículo fue sometido a Encuentro en la Red donde he publicado habitualmente sin ninguna censura. Según el amigo Pablo Díaz, el consejo de Redacción decidió no publicar el artículo pues cuestionaba la carrera política de Carlos Alberto Montaner a solo una semana de haber sido víctima de unos ataques de Granma. Discrepo de sus criterios. Primero: El artículo no se basa en los ataques de Granma sino en los escritos del propio Montaner. Segundo: no considero a Montaner ni a ningún político opositor o del gobierno como vaca sagrada a la que no se puede criticar su carrera política o argumentos, este o no bajo los ataques de Granma. Si se puede criticar a Fidel y Mariela Castro o a Marta Beatriz Roque, algo en lo que estoy de acuerdo,¿Por que no se puede criticar a Montaner? La mejor contribución que el exilio puede hacer a la democracia en Cuba es practicar lo que predica: un debate abierto, racional y sin insultos. El lector puede juzgar.)


Las afirmaciones de Granma contra Carlos Alberto Montaner, acusándolo de ser “asesor” del gobierno golpista de Roberto Micheletti en Honduras crearon gran revuelo en el exilio cubano. Al margen de los detalles de la relación de Montaner con el gobierno de Micheletti, la pregunta central es: ¿Hubo un golpe de estado en Honduras? De la respuesta a esa interrogante, no de si Montaner se reunió con Micheletti, depende la validez de los cuestionamientos a su ética. Sí hubo golpe. El apoyo de Montaner al mismo es éticamente incoherente con su supuesta promoción de la democracia en Cuba.


¿Hubo golpe en Honduras?


El domingo 28 de Junio, un comando militar hondureño asaltó la casa del presidente Manuel Zelaya Rosales. Le pusieron un fusil en el pecho y le dijeron que si intentaba usar el celular lo mataban. Zelaya fue secuestrado en pijamas y transportado a la fuerza en un avión militar a Costa Rica.

El coronel Hebert Ineztrosa, asesor jurídico de las Fuerzas Armadas Hondureñas reconoció que se cometió “un delito”, y que la cúpula militar decidió por su cuenta su expulsión. Una vez que el presidente volaba a Costa Rica, los militares convocaron al congreso para designar un nuevo presidente, usando una falsa carta de renuncia fechada tres días antes del golpe. Justicia no es la apariencia de justicia o simular un debido proceso retroactivamente, es respetar la constitucionalidad. El procedimiento para reemplazar a Zelaya no fue justo ni legal.

La democracia se basa en la igualdad ciudadana, sin exclusiones. Esto es valido tanto para Cuba como para Honduras, donde ha habido, incluso después de la transición de 1982, un sistema oligárquico bipartidista en el que compiten un partido de centro-derecha, el liberal y otro de derecha, el nacional. Cada vez que alternativas de izquierda han prosperado, el ejército las ha reprimido. Es claro que en Cuba, los oponentes del comunismo son excluidos pero ¿Es el modelo oligárquico hondureño, que Montaner defiende, democrático?

El coronel Ineztrosa dijo que los militares hondureños no obedecerían un gobierno de izquierda. Montaner debe explicar desde cuando en una democracia representativa, los militares escogen gobierno. ¿Con que ética pueden la derecha cubana y Carlos Alberto Montaner hablar de democracia para Cuba mientras apoyan un golpe y esas conductas oligárquicas?

Entre propagandistas anda el juego:

Cualquiera que haya ido a la escuela por más que la merienda sabe que Granma no es una fuente objetiva sobre los oponentes del gobierno cubano. No es que nunca diga verdades pero más que un periódico clásico, Granma es un tabloide de agitación. Como en Cuba los oponentes del gobierno no gozan de libertad de expresión, la tarea de los funcionarios que escriben en sus páginas es adivinar lo que bulle en la mente de sus superiores del partido comunista y plasmarlo con mayor o menor creatividad.

La chapucería de los golpistas hondureños hace dudar que Carlos Alberto Montaner, un político inteligente, los haya asesorado. Para poner un ejemplo, Enrique Ortez, primero canciller y actual ministro de interior de los usurpadores, nos recuerda la opinión de Trostky sobre el intelectual liberal Dwight McDonald: “Todo el mundo tiene el derecho a ser estupido, pero el camarada McDonald abusa del privilegio”. Ortez abusó del privilegio, diciendo que “Estados Unidos ya no es el bastión de la democracia” y que Obama era “un negrito que no sabe donde queda Tegucigalpa”.

¿Para que los militares hondureños necesitan a Montaner? Paradojas, para lo mismo que los comunistas hacen contra el: “propaganda, desinformación, “medidas especiales” propias de gobiernos totalitarios”. Para eso, Montaner, como Lucia Pinochet y Álvaro Vargas Llosa, ha prestado su pluma.

Montaner desinforma al decir que el presidente Zelaya buscaba la reelección indefinida. Montaner sabe que el viernes antes del golpe, Zelaya aclaró que en la convocatoria a una constituyente su reelección no era posible y que si el pueblo la aprobaba solo seria valida para sus sucesores. Zelaya lo repitió en su discurso en la ONU el martes después del golpe. Montaner lo sabe, pero repitió el argumento anti-reeleccionista como justificación contra Zelaya.

Montaner ha presentado a Zelaya y su canciller Patricia Rodas, como los principales obstáculos a una solución en ese país. En una columna que escribió sobre la mediación de Oscar Arias, llamó a Zelaya “inflexible”, denunciando su “terca e inconstitucional insistencia” en arrastrar a su país al “socialismo del siglo XXI”. Montaner presenta a Zelaya como destituido por el congreso por los delitos que según el, “probablemente” cometió. ¿Cómo juega esa versión con la renuncia falsa y el reconocimiento de los militares de que el congreso y la corte actuaron luego de que ellos ya habían secuestrado a Zelaya? ¿Si es un criminal por que no dejan a Zelaya aterrizar en Tegucigalpa para juzgarlo?

Tercero: Montaner creó la tesis del golpe de estado humanitario “a posteriori”, opuesta diametralmente a la del presidente Barack Obama, de que el golpe es un “mal precedente” en la región. Según Montaner, el golpe debe permanecer y las elecciones adelantadas bajo la administración usurpadora, para evitar un “baño de sangre”. Resulta que la resistencia de los constitucionalistas, no la de los golpistas, es la causa de los enfrentamientos. ¿Quién en su sano juicio cree que Romeo Vázquez y sus militares golpistas pueden organizar elecciones libres y justas en Honduras?

Cuarto: Dando ejemplos de la misma difamación que denuncia, Montaner atacó al Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza denunciándolo como falta de crédito, “por su parcialidad a favor de Chávez” y “la pésima imagen que dejó en los hondureños”.

¿Cuáles son sus evidencias? ¿Es que acaso solo los golpistas son hondureños? ¿De donde saca que usar la Carta democrática para defender a Zelaya es parcializarse por Chávez, si el acuerdo de la OEA contra el golpe fue unánime? ¿De donde saca que los golpistas son más populares que Zelaya? Montaner ha dicho incluso que la OEA esta condenada a desaparecer porque no sirve a los intereses de Estados Unidos. ¿Es que acaso la función de una organización multilateral es solo servir a uno de sus miembros? ¿De donde saca que los intereses de Estados Unidos son los mismos que los de las oligarquías latinoamericanas?

Al margen de ideologías, Montaner es tan propagandista como Lázaro Barredo. Si los golpes de estado son de derecha los apoya sin pudor.

Un saco de contradicciones:

La incoherencia de Montaner respecto a la crisis de Honduras no sorprende pues su supuesto pensamiento liberal es un closet de contradicciones más grande que el teatro nacional.

En principio, la posición liberal clásica no es coherente con la declaración universal de derechos humanos que postula que los derechos políticos y civiles son tan importantes como los derechos económicos sociales y culturales. Como demostró el profesor Robert Dahl, de la Universidad de Yale, las democracias modernas son economías mixtas. No pueden ser economías de comando ni de mercado sin regulación.

Pero no es por eso que crítico a Montaner sino por no ser coherente siquiera con el liberalismo que postula. Para ejemplo esta el apoyo de Montaner al embargo contra Cuba. Si algo aprendí en el Instituto Cato, bastión del liberalismo clásico en Washington, es a pensar dos veces antes de cuestionar a Milton Friedman desde esas posiciones. Friedman-- como el Instituto Cato-- se opuso al embargo. Desde una lógica liberal clásica, la promoción del comercio, mientras menos regulado mejor, avanza la libertad. Los embargos comerciales solo se justifican en relación a materiales estratégicos, como armas nucleares.

La prohibición de viajar es otro caso ilustre. El liberalismo considera la libertad de movimiento un derecho inalienable y vehiculo de trasmisión de ideas. El gobierno no tiene autoridad para regularlo. Montaner apoya las prohibiciones de los viajes de estadounidenses a la isla.

Fuera de sus funciones de orden y seguridad, no hay justificación-- en el argumento liberal clásico-- para que el estado mínimo cobre impuestos o gaste presupuestos en otras funciones. ¿Cómo explica Montaner que si los impuestos no pueden ir siquiera para la salud publica, el recibiera del contribuyente norteamericano subvenciones a sus opiniones en TV Marti? Opiniones subsidiadas y mercado libre: ¿Cómo combinan?

Ahora que Obama es presidente, Montaner acusa a Estados Unidos de ser “una republica bananera” por no tener un presupuesto equilibrado. ¿Por qué no lo dijo cuando Bush era presidente y no había la crisis económica actual? Como buen propagandista sabe que los errores de los correligionarios se critican en el pasado, no en el presente.

Sin subterfugios:

La militancia golpista de Montaner representa a la derecha pero no a la oposición cubana en general. En acto digno de encomio, ocultado no solo por Granma, sino por los medios en el exilio, el Arco Progresista condenó el golpe inmediatamente.

Es lamentable que la derecha se embarque tan irreflexiva en el apoyo al golpe de estado en Honduras. Calificar de “gentuzas” a los partidarios del presidente depuesto tiene el tufo de liberalismo oligárquico que la republica cubana empezó a rebasar con la revolución de 1933. La derecha cubana mas joven, sobre todo, los demócrata-cristianos, debería producir una doctrina moderna e inclusiva de todos los derechos y ciudadanos.

Montaner se abrazó al mástil de Micheletti. Que condene el golpe con honestidad o eche su suerte con la ignominia. Sin subterfugios.

Arturo López Levy es conferencista y candidato á Doctor en Estudios Internacionales en la Escuela Josef Korbel de Estudios Internacionales de la Universidad de Denver. Curso maestrías de Relaciones Internacionales en la Universidad de Columbia en Nueva York y de Economía en la Universidad de Carleton, Ottawa. Se gradúo de licenciatura en estudios internacionales en La Habana en 1992

lunes, 20 de julio de 2009

Hugo Llorens y el laboratorio hondureño

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Hasta el pasado domingo 28 de junio una astuta coalición de tanques pensantes, grandes medios de comunicación, políticos neoconservadores y tránsfugas de la izquierda casi habían logrado convencer a los latinoamericanos que el capitalismo había entrado en una nueva etapa en la región y el mundo, aquella donde los golpes de estado, el atropello a las constituciones y la democracia, los desparecidos y torturados, los escuadrones de la muerte, la “Escuela de las Amèricas” y la Doctrina de Seguridad Nacional no pasaban de ser un accidente remoto, una locura juvenil definitivamente dejada atrás y para siempre por el mejor de los sistemas sociales posibles, que había alcanzado, al fin, la saludable madurez que le permitía mostrar sus esencias legítimas.

Pero, de pronto, desde la pequeña y empobrecida Honduras empezaron a llegar ciertas noticias. Sin saberlo, los corresponsales de Telesur, los bloggers y otros promotores de los medios alternativos, los mismos que pusieron ante los asombrados ojos del mundo los detalles de aquel golpe de estado jurásico, estaban librando una colosal batalla ideológica contra la estafa histórica y la desmemoria inducida, ante el intento felón de ocultar llagas y mostrarnos el falso rostro bonachón y participativo, generador de justicia y bienestar, de un sistema que en Amèrica Latina ha ensayado todas sus máscaras sin lograr lo uno ni lo otro. Porque no nos hemos soñado a los Somoza, ni a los Pinochets, ni hemos inventado para la propaganda malediciente la miseria ancestral, el hambre y la muerte. Y son reales, y no de fantasía, el neoliberalismo fracasado, y aquella Alianza para el Progreso que murió de consunción en su alarde melodramático, o los marines yanquis desembarcando en Haití, República Dominicana, México o Nicaragua.

Lo que tenemos en Honduras es la versión postmoderna de los mismos golpes de siempre, la secuela ineludible de un film de horror ya visto hasta el cansancio, el regreso de los procónsules habituales, en el caso cubano, por ejemplo, la reencarnación del senador Orwille Platt, del general Leonard Wood, o de Summer Welles, conspirando en las sombras, moviendo los hilos de la trama por debajo de la mesa, trayendo de nuevo a la vida, mediante conjuros secretos, a las mismas bestias represivas que se creían muertas y enterradas para siempre.

Hoy el capitalismo tambaleante, el de siempre, que regresa a imponer sus fueros a la fuerza, pateando la mesa del mismo juego democrático por el que se rasgase las vestiduras y que jurase defender en las vísperas; el neoliberalismo de las maquilas y los tratados leoninos de libre comercio con Estados Unidos; los planes de quemar alimentos como biocombustibles en un mundo hambriento, los programas secretos de mantenimiento y expansión de las bases militares en territorio extranjero, los intereses estratégicos, ideológicos, culturales y geopolíticos del imperio, que sigue siéndolo con Obama, como lo será después de Obama, tienen en Honduras un nombre, un rostro y hace su trabajo, el mismo que está haciendo, ahora a toda máquina y disfrazado de embajador, o filantrópico Cuerpo de Paz, o generosa USAID, o cívica NED, o seráfico agregado de prensa y cultura, en Quito y La Paz, en Caracas o Ciudad Guatemala, en La Habana o Managua.

Hugo Llorens es el nombre que adopta en el caso hondureño el ente descrito, y su cargo es el de Embajador de los Estados Unidos de América, aunque realmente debía considerársele el representante diplomado de las maquilas y las 150 transnacionales yanquis que tiene inversiones directas por más de $968 millones de USD en un país que muestra un 60 % de su población en la pobreza, una mortalidad infantil de 31 por cada mil nacidos vivos, una prevalencia de Sida que llega a afectar el 1,5% de toda su gente, y una tasa de asesinatos de 57 por cada cien mil habitantes, una de las más altas del mundo. También del Pentágono y las agencias de inteligencia que mantienen en la base de Palmerola, rebautizada con el nombre políticamente correcto de “Soto Cano”, a la Fuerza de Tarea Conjunta “Bravo”, una de las tres subordinadas al Comando Sur, con más de 550 militares y misiones muy elocuentes.

Hugo Llorens, de origen cubano, que ya ha admitido “…haber participado en reuniones donde se discutieron planes de golpe antes del secuestro del presidente Zelaya”, estrecho colaborador de Otto Reich, Roger Noriega y Elliot Abrams, es un embajador designado por Bush, uno de los tantos topos neoconservadores que quedaron sembrados en las entrañas del “Gobierno del Cambio”, que se instaló en los Estados Unidos el pasado 20 de enero, precisamente, para que nada cambiase. Ese hombre no mentía al confesar, el 16 de abril del 2008, durante la audiencia de confirmación ante el Comité de Relaciones Internacionales del Senado, que “…había servido en misiones desafiantes en Bolivia, Paraguay, El Salvador, Honduras y Argentina”, y los latinoamericanos sabemos de sobra lo que significan “los desafíos” de los enviados yanquis en la región, y se le recuerda apoyando el golpe contra Chávez, en Venezuela. Tampoco cuando prometía que “… si soy confirmado profundizaré el comercio recíproco y los flujos de inversión (norteamericanos) derivados del Tratado de Libre Comercio para Centro América y República Dominicana (CAFTA-DR)”, y se corrobora al saberlo en las negociaciones para la aprobación del ALCA en 1998.

Este hombre de palabra, que es Hugo Llorens, este perfecto caballero imperial, no ha sido premiado entre sus semejantes por haber promovido la democracia ni la justicia en los países donde ha actuado, sino por su demostrada vocación de promover los intereses empresariales, por defender a sangre y fuego las enormes ganancias de las transnacionales y las maquilas, esas mismas que nos conmueven por su respeto a la dignidad humana cuando sabemos que imponen a las mujeres que trabajan para ellas en Honduras el uso de pañales desechables, para ahorrarse los minutos que la producción perdería de permitírsele hacer sus necesidades en el sanitario. Por tan galante y eficaz defensa ha recibido un premio Cobb y ha resultado finalista en el del premio Saltzman.

A fin de cuentas, ¿qué justificaría un golpe de estado tan anacrónico y brutal si no es la defensa egoísta de intereses no menos anacrónicos y brutales?
El 19 de septiembre del 2008, Hugo Llorens presentó sus cartas credenciales ante el gobierno de Manuel Zelaya, al que declaró a su llegada al país,… “estar ansioso por conocer”. Desde ese momento desplegó una frenética labor de extensión y reanimación de los contactos norteamericanos en esa nación, para lo cual es de suponer que utilizó la herencia dejada por personajes siniestros que le antecedieron en el cargo, como John Dimitri Negroponte. También de los tentáculos encubiertos de entidades como los Cuerpos de Paz. Apenas una semana después ya juramentó a 49 nuevos “voluntarios” que se desparramaron por toda la geografía nacional, a quienes se unieron 44 más, tras el juramento que tuvo lugar el 15 de mayo del 2009, algo más de un mes antes del golpe.

Según el boletín electrónico de la propia embajada norteamericana en Tegucigalpa, … “más de 200 “voluntarios” trabajan en Honduras… Esta es la nación del mundo que cuenta con mayor cantidad de miembros de los Cuerpos de Paz…Desde 1962, más de 6000 “voluntarios” han trabajado aquí…” Curioso,¿ verdad?

Y para que entendamos la manera de operar del imperio en tiempos de cambios y softpower, y por extensión, la labor de la embajada norteamericana en el golpe en Honduras, los “voluntarios” de los Cuerpos de Paz no solo van a la base, a trabajar con los municipios y las comunidades alejadas para atender problemas de salud, agua y áreas naturales protegidas, sino también para “promover habilidades empresariales y negocios, participación ciudadana y educación cívica”… claro, en sus versiones norteamericanas.

En cuanto a la USAID, otra de las herramientas de influencia y control “suave” de que ha dispuesto en Honduras el locuaz Hugo Llorens, según datos de la propia agencia,…” ha entregado al país más de 3000 millones de USD, desde 1961”. Sus créditos se han usado para “promover las empresas y fortalecer las instituciones democráticas”. ¿Sería con ese noble objetivo que el embajador Llorens viajó a la Mosquitía hondureña junto al cardenal Oscar Rodríguez y el director de la USAID en el país, William Brands, apenas nueve días antes del golpe, o para asegurar las complicidades que hoy ya son notorias?

La USAID reconoce modestamente que a través de su programa para promover un “buen gobierno” en Honduras, ha estimulado a lo que llama con delicadeza victoriana “la sociedad civil”, para que influyese en la nominación y selección de la Corte Suprema de Justicia y el Fiscal General; ha apoyado materialmente al Tribunal Supremo Electoral y ha entrenado a quienes deben monitorear las lecciones y a los encuestadores; ha implementado su propio sistema de reportes de resultados preliminares, de control al financiamiento de las campañas políticas y de tabulaciones; ha entrenado a más de 45 mil maestros, supervisores escolares y miembros de la comunidad para implementar “ nuevos sistemas educacionales y evaluativos”. Sus vínculos con los grandes medios de comunicación en el país expresan en que estos le han donado facilidades para sus campañas nacionales por valor de 400 mil USD.

Este “embajador comprometido”, como alguien lo ha llamado, experto en hacer declaraciones tranquilizadoras y conciliatorias, con elevados tintes idealistas y democráticos, según las recetas neoconservadoras de ordenar bombardeos a otras naciones mientras se lee a Platón; este exponente de la filosofía de Leo Strauss que promete por correo electrónico visitas que jamás hará a los basureros de la carretera hacia Olancho, donde miles de niños, hombres y mujeres buscan la comida y el sustento del día, se graduó en 1997 del National War College, siguiendo la propensión militar y hacia la fuerza en los neos, y al ser asignado al país se trajo consigo, como su segundo en la embajada, ocupando el cargo de Ministro Consejero a uno de sus condiscípulos, Simón Henshaw. Es muy curioso que quien llegó a Honduras como apóstol de la amistad y la democracia, busque colaboradores expertos en operaciones encubiertas, guerras culturales o de Cuarta Generación, subversión y contrainsurgencia.

El National War College no forma predicadores religiosos ni promotores del pacifismo de Ghandi, sino a militares y funcionarios del Departamento de Estado, según su propia web,… “con rangos de embajadores para que sirvan como Sustitutos del Jefe (militar) y Consejeros en asuntos internacionales”, claro, está, en zonas de conflicto. No en vano esta modalidad formativa de procónsules imperiales fue iniciada en este alto centro docente en 1946, a través de 13 recordadas conferencias de George Kennan, el verdadero artífice y estratega de la Guerra Fría.
Puede que Hugo Llorens haya llegado a los Estados Unidos, con una moneda de buffalo en los bolsillos y una maletica humilde, como melodramáticamente declarase en su audiencia de confirmación senatorial. Hoy por hoy, este más que comprometido representante de negocios millonarios e intereses imperialistas de alcance global, frenéticamente empeñado en hallar la fórmula química del softgolpe en el laboratorio hondureño, está cobrando muy bien por reflotar el viejo buque hundido donde los gorilas latinoamericanos llevaron a cientos de miles de personas a la muerte.

El experimento de este aprendiz de brujo acabará como los de su tocayo Hugo Simpson, el de los comics. El pueblo hondureño está en las calles.

domingo, 12 de julio de 2009

¿Es ilegítimo consultar al pueblo? (caso Honduras)

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El principal argumento para derrocar al presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, es un contrasentido: en un régimen democrático no es posible consultar al soberano. La razón esgrimida es bastarda. La propuesta, dicen los alzados, lleva implícita una trampa: la intención oculta de Manuel Zelaya de perpetuarse en el poder. En otros términos, las fuerzas armadas actúan para mantener el equilibrio político y no desestabilizar el orden constitucional, anticipándose a una dictadura presidencialista, inspirada en la reforma venezolana. Así, se ponen el parche antes de la herida y dan por bueno que en elecciones subsiguientes los votantes se decantarán por Zelaya si éste decide presentarse. Todo un análisis de futuribles no comprobados.

Con el aval de los poderes Legislativo y Judicial, los golpistas se erigen en garantes del sistema político. Ellos han escuchado las voces de alarma provenientes de un sector relevante de la clase política y han decido ser beligerantes. Por breve espacio de tiempo, anuncian, defenderán el orden constitucional vigente, no importándoles el que dirán. Su decisión de intervenir está avalada por las fuerzas vivas hondureñas. ¿Cuáles? Las organizaciones empresariales, los banqueros, la Iglesia y parte del partido liberal y otra del nacional. No hacen falta más apoyos. Había que salvar la democracia de tentaciones totalitarias. En esta coyuntura, deben cumplir con el deber de proteger la patria. El gobierno de facto es, pues, legítimo, expresa un consenso entre las fuerzas armadas y la sociedad política. Su objetivo siguiente será convocar a elecciones y volver en breve a la "normalidad institucional". Cualquier otro plan rompe un guión preestablecido por los golpistas. En éste no tiene cabida la restitución de Zelaya.

Las opiniones contrarias al pusch militar son desestimadas, ya que provienen de las clases populares, el campesinado, el proletariado, los trabajadores de la ciudad, los sindicatos, las asociaciones de defensa de los derechos humanos, los estudiantes, los pueblos indígenas. Para los gobernantes de facto, son un cero a la izquierda, escoria política. Desechos aptos para ser explotados en la maquila o en las agroindustrias trasnacionales. Son masa manipulable y con represión se doblegarán a la razón de Estado. Para los promotores del golpe, el pueblo es ignorante, carece de cultura democrática. No están capacitados para un referendo consultivo. Su mera propuesta turba la paz interna. No responde a la idiosincrasia del hondureño. Políticamente incorrecto, los convocados pueden votar en pro de las reformas. Resultaría nefasto. Si alguna vez es necesario acudir a la voluntad soberana debe hacerse con las cartas marcadas. Lo dicho es una realidad en algunos países en los cuales se han convocado plebiscitos. Uruguay y la ley de punto final, o España y la OTAN, Costa Rica y el ALCA. Sin embargo, han asumido el riesgo. Casos donde el poder ha perdido la convocatoria, el poder no puso obstáculos a su celebración. Chile y el no a la continuidad de Pinochet, Francia y la carta Europea, Venezuela y la reforma constitucional, por ejemplo. Por tanto, más allá de sus condicionantes, su celebración es parte de una lucha democrática donde se enfrentan concepciones diferentes de lo político.

Lo específico de un orden democrático no es la división de poderes, la existencia de partidos políticos ni celebrar elecciones periódicamente. Lo verdaderamente destacado es la capacidad de participar en el proceso de toma de decisiones y en el control sobre el poder constituido. Es en ese acto donde se igualan las desigualdades existentes en el orden económico y las provenientes de la estructura social. Por tanto, es válido preguntarse, si se vota para elegir representantes al parlamento, a los municipios a la jefatura de Estado, ¿por qué se excluye votar cuando se trata de modificar la Constitución política, rechazar la pena de muerte o declarar la guerra? Es en estas circunstancias cuando el ciudadano asume conscientemente la responsabilidad de transformar su voto en un acto constituyente, tensionando la democracia para hacer viable su existencia. Cuando se niega su práctica vemos cercenado uno de sus aspectos relevantes: poder decidir hacia dónde se orienta el horizonte histórico de un pueblo.

Con el fin de incorporar este peculiar sentido de las convocatorias, la mayoría de las constituciones redactan artículos específicos para llamar a referéndum. En algunos casos es el Ejecutivo, en otros se comparte con el Legislativo o incluso puede ser convocado por aclamación popular. Los ejemplos son variados. En cualquier caso, les une la necesidad de sopesar la oportunidad de introducir reformas en la estructura normativa y política del Estado. Y como ya hemos señalado, en las últimas décadas los referendos consultivos o vinculantes se han llevado a cabo en multitud de países.

Aventurar planes urdidos con fines espurios para rechazar su celebración es la respuesta de los grupos de poder y las clases dominantes imbuidas de un pensamiento reaccionario y antidemocrático. Es por ello que el golpe de Estado en Honduras deja al descubierto el verdadero rostro de una parte de su elite. Tienen miedo a perder sus privilegios, explicar su enriquecimiento ilícito, sus tramas de lavado de dinero y sus vínculos con el narcotráfico.

En democracia no se debe temer a los plebiscitos, sobre todo si se encuentran bajo una legislación que les regula. Si son o no vinculantes es tema diferente. Nunca puede negarse un derecho básico del manual democrático, máxime si traen consigo reformas en el ejercicio del poder político, al tiempo que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos. Gobiernos de facto opuestos a este derecho republicano reflejan su desprecio a su pueblo y muestran incapacidad para producir democracia. Consultar al soberano es legítimo y refuerza la democracia. En este sentido, el futuro de Honduras pasa por restablecer en el Ejecutivo a Manuel Zelaya y convocar al referéndum. Cualquier otra componenda será renunciar a la democracia.




http://www.jornada.unam.mx/2009/07/11/index.php?section=opinion&article=017a1mun

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lunes, 6 de julio de 2009

La debida secuencia

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Promover la democracia es más que derrotar a los golpistas. La OEA debe adoptar mecanismos preventivos para evitar polarizaciones como la de Honduras.

El golpe de Estado en Honduras ha generado un repudio internacional unánime. Todas las organizaciones regionales de las Américas, desde el Sistema de Integración Centroamericano (SICA) hasta el Grupo de Río, condenaron la asonada. La Asamblea General de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos (OEA) fueron categóricas: el derrocamiento de Zelaya es una interrupción del orden constitucional y debe ser revertida.

La crisis hondureña demuestra que la Carta Democrática Interamericana debe mejorarse para que la OEA pueda actuar tempranamente ante alteraciones del orden constitucional. El secretario general de la OEA debe tener autoridad para mediar preventivamente o traer a la atención del Consejo Permanente disputas como la que dividió al presidente Zelaya, la Corte Suprema y el congreso hondureño, evitando que las crisis escalen.

Sin embargo, la Carta es diáfana con los golpes militares: son inaceptables. Los remedios también son explícitos. Según el artículo 20, se usarán medios diplomáticos y buenos oficios para persuadir un cambio de posición del gobierno golpista. Si no son efectivos, el artículo 21 prevé la suspensión inmediata de su participación en la OEA como respuesta mínima. Esa secuencia se siguió el pasado sábado. La Asamblea General de la OEA aplicó el artículo 21 y suspendió al gobierno golpista, haciéndolo responsable por cualquier violación de los derechos humanos, e instándolo a restaurar a Manuel Zelaya, el único presidente constitucional hondureño.

La cuarta urna y el golpe de Estado

A propósito de la crisis hondureña de los últimos días, algunos comentaristas se empeñan en justificar el golpe de Estado y recomendar al presidente Obama una complicidad con los golpistas.

En el The Wall Street Journal, Mary Anastasia O'Grady afirmó que los militares que madrugaron a Zelaya el domingo y amenazaron matarlo si usaba el celular son los verdaderos demócratas. O'Grady debería leer al coronel golpista Herbert Inestroza explicar cómo la cúpula castrense decidió por cuenta propia expulsar al presidente Zelaya. Los militares hondureños que derrotaron la subversión en los años ochenta —dijo Inestroza— no pueden vivir bajo un gobierno de izquierda. O'Grady necesita un maestro Zen para explicar cómo esa lógica es compatible con la democracia representativa donde los militares no tienen autoridad para vetar presidentes ni orientaciones ideológicas.

Carlos Alberto Montaner escribió en El Nuevo Herald que en Honduras no hubo "exactamente un golpe". La tanqueta en el palacio presidencial y los militares en el aeropuerto son decoración. Este domingo asesinaron a partidarios del presidente depuesto. Quizás Montaner pueda explicar por qué los militares falsificaron una carta de renuncia de Zelaya si estaban actuando por mandato constitucional. Huele a cuartelazo, camina como cuartelazo, suena como cuartelazo.

Es…

Para justificar su complicidad, Montaner estrenó la tesis del "golpe de Estado humanitario a posteriori". Según esa lógica, el golpe debe respetarse para evitar "un baño de sangre", una frase usada primero por Hugo Chávez en su programa Aló presidente. Los argumentos sobre la pasión de los partidarios u oponentes del golpe son irrelevantes a su constitucionalidad. Zelaya Rosales fue electo por un período presidencial que termina en enero de 2010. Salvo que sea relevado de su cargo por medios constitucionales, debe terminarlo. Ni un día más, ni un día menos.

Quienes argumentan a favor del golpe apuntan a Zelaya como responsable del golpe por forzar su reelección a través de un referéndum. Esa historia tiene demasiados huecos. Tienen razón en rechazar la reelección presidencial, especialmente la indefinida. Amplifica el caudillismo y la corrupción. En México, el país latinoamericano que ha mantenido la no reelección de modo más consistente desde 1917, opiniones mayoritarias la consideran la mayor conquista de la revolución, por encima de la nacionalización petrolera y la reforma agraria. No es casualidad. En Cuba, con gobierno comunista o no, sería necesario adoptarla.

Sin embargo, los argumentos pro golpistas ocultan un golpe de Estado concreto con el dilema potencial de la cuarta urna. Primero, las boletas del referendo no tenían referencia alguna a la reelección presidencial. Preguntaban, en una consulta no vinculante sobre la pertinencia de convocar una constituyente, sin cambiar ninguna ley. Zelaya aclaró en la ONU que la reelección es imposible en Honduras, y que si fuera parte de la reforma constitucional, beneficiaría sólo a sus sucesores. La boleta no decía lo que sus detractores afirman.

Segundo, si Zelaya ignoró el balance de los poderes del Estado, esa es una cuestión a resolver legalmente. Nada en la constitución hondureña autoriza la remoción militar del presidente, no importa cuál sea la opinión de las iglesias cristianas, los partidos tradicionales, el congreso y la corte suprema. Si el presidente cometió —como afirman sus oponentes— dieciocho delitos, lo constitucional es juzgarlo, no deportarlo a Costa Rica, reprimiendo a sus partidarios.

Tercero, si Zelaya era un presidente impopular, a fin de mandato, el golpe de Estado demuestra que estupidez con iniciativa es una mezcla fatal. El golpe en este Estado pequeño es óptimo para que la OEA aplique la carta democrática interamericana y demuestre a coroneles como Ineztrosa que la hora de los sables acabó. Zelaya se transformó de presidente impopular en víctima de un golpe.

El Cuarto poder

En su último libro, el ex senador Gary Hart ha resaltado la importancia para Estados Unidos de lo que llama "el cuarto poder", definido en torno a los principios democráticos norteamericanos. Según Hart, Estados Unidos se debilita cuando, siguiendo objetivos cortoplacistas, respalda violaciones de las libertades constitucionales, la democracia representativa y otros valores que lo hacen atractivo a nivel mundial.

Desde esa lógica, el presidente Obama no ha seguido la propuesta autodestructiva de los defensores del golpe, la de ser demócratas martes y jueves, y apoyar a golpistas lunes, miércoles y viernes. Obama ha reiterado que las democracias se fortalecen al actuar en coherencia con lo que predican. Esa política, a diferencia del apoyo de Bush al golpe contra Chávez en 2002, perjudicial a la reputación norteamericana en las Américas, promueve los valores estadounidenses y refuerza su "cuarto poder".

En Honduras, la Casa Blanca ha negado categóricamente cualquier vínculo con el golpe, reforzando esfuerzos multilaterales en la OEA para restaurar la constitucionalidad. El embajador estadounidense en Honduras, el cubanoamericano Hugo Llorens, ha dicho que Estados Unidos sólo reconoce a Zelaya como presidente. Sin el apoyo norteamericano, los golpistas se complican cada día más, derogando garantías constitucionales, atacando a la prensa nacional y extranjera, y usando gases lacrimógenos y camiones de agua contra el pueblo. Por último, se han ido de la OEA, anticipando que los iban a separar, y han asesinado a por lo menos una persona en el aeropuerto de Tegucigalpa.

Promover la democracia es más que derrotar a los golpistas. La OEA debe adoptar mecanismos preventivos para evitar polarizaciones como la hondureña. Los referéndum no son sustitutos de la búsqueda de consensos y compromisos a través de las instituciones y la separación de poderes. Como ha dicho el presidente de Brasil, Lula Da Silva, la democracia participativa debe complementar, no socavar la representativa.

Pero todo a su tiempo. Lo primero es restaurar al presidente de Honduras con el cual ese diálogo es legítimo, Manuel Zelaya Rosales. Es la debida secuencia.






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sábado, 4 de julio de 2009

El Golpe en Honduras

Se ha pretendido manipular el concepto de “Golpe de Estado”, para poder justificar el “Asalto al Poder” en Honduras, contra el Presidente Constitucional José Manuel Zelaya Rosales, afirmando absurdamente que los golpes de estado se configuran cuando se constituye una junta militar de gobierno y que no es el caso.

Según definición de la Enciclopedia Encarta, un golpe de estado es “Violación y vulneración de la legalidad institucional vigente en un Estado por parte de un grupo de personas que pretenden, mediante la fuerza, sustituir o derrocar el régimen existente, sustituyéndole por otro propicio y generalmente configurado por las propias fuerzas golpistas.

Este ataque contra la soberanía implica que la mayoría de los golpes de Estado supongan la retención de los organismos depositarios de aquélla (cámaras parlamentarias, gobierno) o de sus miembros. Los participantes suelen tener control sobre elementos estratégicos de las fuerzas armadas y de la policía y, para asegurar el triunfo de su acción, intentan hacerse con el de los medios de comunicación (Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

Conceptualmente podemos ver que la existencia de un golpe de Estado no depende de quién tome el poder en sustitución del derrocado, si éste es militar o un grupo de ellos o si es civil, como en el caso hondureño.

Entonces es conveniente y atinado calificar de golpe de Estado, al ocurrido recientemente en Honduras, porque reúne todas las características de eso; se trata del derrocamiento de un Presidente elegido bajo las normas democráticas y legales de ese país.


CAUSAS DEL GOLPE


Los golpistas hondureños justifican su acción ilegal, afirmando que el señor Presidente de Honduras José Manuel Zelaya Rosales, desobedeció la orden de la Corte Suprema de Justicia, que le había ordenado que “evitara intentar la reelección presidencial”.

¿Qué acciones serían propicias para intentar una reelección? Hacer propaganda y proponerse como futuro candidato y pedir ser reelecto ¿Ocurrió esto en Honduras? No ¿Qué fue lo que en realidad pasó en Honduras? Pasó que el señor José Manuel Zelaya Rosales propuso una cuarta urna; esto no implicaba, para nada aún, proponer una reelección; solamente era una propuesta abstracta.

Las verdaderas razones que motivan un golpe de Estado son las que señala la enciclopedia Encarta: “La pobreza, la insuficiente madurez política, económica y social, y una larga tradición de liderazgo militar, han hecho que muchos países sean especialmente propensos a derrocar a los gobiernos de este modo. (Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

En otras palabras, se previó que se podía llegar a “cambiar las reglas” constitucionales y a esos posibles cambios, los consideraron violación al orden constitucional; cuando todo orden constitucional moderno supone válidamente cambiar las reglas en provecho de las naciones, de las personas, de las mayorías, particularmente de los más pobres; sin embargo, la falta de madurez política, ha hecho que sectores ultra-reaccionarios de Honduras vieran una amenaza a su estatuquo en la propuesta de cambios. La filosofía: “Si yo estoy bien con las reglas, para qué van a cambiar” Pero las reglas no se cambian por el hecho que una persona o un pequeño grupo de ellas están bien; las reglas se crean y se diseñan para el beneficio y provecho común de todos y se cambian precisamente por acuerdo de esas mayorías.

Al oponer la violencia a las ideas, los golpistas han dejado claro que no tienen bases de ninguna clase para oponerse a los cambios propuestos por el Presidente de Honduras Manuel Zelaya, pues la violencia solamente se utiliza cuando se acaban las ideas; y está claro que a la derecha de Honduras se le acabaron las ideas.

PROPUESTA DEL PRESIDENTE DE HONDURAS (MANUEL ZELAYA)


Manuel Zelaya, único Presidente de Honduras (a este fecha: 03 de julio de 2009) propuso una consulta popular, técnicamente, un referéndum, pero ¿Qué es un referéndum? “Práctica de someter un asunto al voto popular. La propuesta o la cuestión misma puede recibir el nombre de referéndum. En el Gobierno, el referéndum por petición parte de los electores y posibilita que una ley propuesta sea sometida al voto popular antes de que entre en vigor.” (Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993-2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.)

La cuarta urna propuesta de Manuel Zelaya, aún no sugiere que reglas constitucionales han de cambiarse, solamente consulta a los electores si están de acuerdo con ella. Sin embargo las derechas del mundo, resistentes a los cambios, enemigas de los cambios, reaccionan violentamente ante todo lo que tiene apariencia de cambio, por la sencilla razón que están bien cómodos con las reglas actuales, ¡Claro!, Ellos mismos las diseñaron para defender sus propios intereses.

Algo futuro e incierto, no puede ser considerado “Violación a la Ley o a la Constitución” y menos aún, cuando se trata de consultar al pueblo, pues la soberanía de las naciones reside en los pueblos y son éstos los únicos que tienen el poder de cambiar las reglas, dentro del marco democrático: Esto implica a) Cambiar la elección y reelección de mandatarios; b) Producción y distribución de las riquezas; c) Recaudación y utilización de recursos fiscales; d) La forma de gobierno; entre otras.

Las derechas del mundo han creado un conjunto de normas que les son propicias para: aprovecharse del mercado, de los trabajadores, de los contribuyentes y del sistema en sí (Sistema de libertades) por esa razón, pretenden perpetuar esas reglas; por esa misma razón, es el pueblo el que tiene el poder de cambiar las reglas.

El referéndum es un derecho moderno de los pueblos, para que la democracia sea efectiva y real y no un simple formalismo burgués.